No le costó mucho captar mi atención. Una simple mirada fría y un semblante serio fueron suficientes para cautivar a este pequeño estorbo de vida. Mientras otras mujeres recurrían a métodos sensuales y simpáticos, ella, con su indiferencia y negligencia ante mis ansias de poseerla, se adueñó de los rincones más oscuros de mis deseos. Estaba dispuesto a entregarle incluso mis pensamientos más profundos, mi vida misma, y hasta mi muerte. No sabía cómo acercarme a ella, temía que cualquier muestra de emoción o intento de acercamiento pudiera ahuyentarla. Aun así, anhelaba su cercanía, aunque fuera como una deidad, observando a un insignificante mortal desde su trono, lanzando burlas por mi estado miserable. Envidiaba que sus desprecios alcanzaran a otros cuerpos, deseando que sus palabras de resentimiento fueran mi consuelo; los arrullos nocturnos que calmaran mi alma cansada.
Aunque no estaba seguro de si alguna vez sería pisoteado por sus pies, me reconfortaba el hecho de que el aroma de su presencia impregnaba mi habitación. Durante semanas intenté atraparlo en un frasco de letras, pero siempre se desvanecía con el tiempo. Me sentí culpable por idolatrarla y en varias ocasiones pedí clemencia a Dios por ello. Sin embargo, siempre recaía en el mismo pecado de adorar a esa bella figura femenina. Acepté que podría crear una réplica de su cuerpo con mis manos, pero sería un acto vacío, pues mi mayor pecado no sería idolatrarla, sino construir una imagen hueca en su nombre. Mi obsesión me llevó por caminos tortuosos, incluido el desprecio de aquellos cercanos a mí, quienes me veían como un perro atado. Sin embargo, fui yo quien renunció a mi posición de hombre para asumir la de un canino, atándome una correa al cuello y entregando a sus pies la soberanía sobre mi vida. Mi mayor deseo era hacer trucos para alegrarla, agitarle la cola y lamer su rostro como muestra de mi cariño.
AUTOR: SANTIAGO VILLA ORTIZ (COLOMBIA)
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Santiago Villa Ortiz, escritor nacido en Cúcuta, pero criado en el Quindío desde una semana de nacido (poeta, cuentista y ensayista). Director de la editorial independiente El Observador, futuro licenciado en Literatura y Lengua Castellana en la Universidad del Quindío con una propuesta meritoria. Ha tenido diferentes publicaciones en revistas como: Polilla, Pesadillas y Ensoñaciones, Revista alcantarilla.
La escritura se ha convertido en el refugio que lo ha ayudado a afrontar las diferentes situaciones a lo largo de su vida. Cree que la literatura más que un arte es el pensamiento en sí mismo. Ha tenido varios escritores, profesores, tutores como referentes para su desarrollo literario: Yenny Zulena Millán, Juan Manuel Acevedo, Edgar Poe, Gabriel Garcia Maquéz, Carlos Castrillón, Edwin Vargas, Elias Mejia y Jorge Luis Borges.
Una de sus mayores metas es convertirse en un escritor con una alta calidad escritural tanto dentro como fuera del país.