Antes de nosotros, existieron creadores que se jugaron la piel por la belleza y son eternos… ¡Conócelos!
La Escritora Rebelde en la inmortalidad del día es: Juana Manuela Gorriti Zuviria (Argentina 1818 – 1892)
*El día de hoy reproducimos este articulo sobre la vida de Juana Gorriti cuyo autor es el escritor e historiador argentino Felipe Isidro Pigna y que fue publicado por el diario argentino El Clarín el 21 de julio de 2018
Felipe Pigna. Nació el 29 de mayo de 1959. Premio Konex 2017. Profesor de Historia y director del Centro de Difusión de la Historia Argentina de la UNSAM. Ha publicado más de quince títulos como escritor. Su última publicación es Manuel Belgrano. El hombre del Bicentenario (2016). Actualmente conduce el programa Noticias de ayer por la Tv Pública e Historias de nuestra historia por Radio Nacional. Es director de la revista Caras y Caretas y de www.el-historiador.com.ar, el sitio de historia más visitado de la Argentina. Ha obtenido los premios Éter durante 2006 y 2007 por su labor como especialista temático y por el mejor programa cultural en 2008 y el Premio Martín Fierro al mejor programa cultural por el Ciclo Algo habrán Hecho por la Historia Argentina basado en sus libros Los Mitos de la Historia Argentina, que condujo junto a Mario Pergolini en 2006. En 2010 obtuvo en Madrid el Premio Manuel Alvar en el rubro Historia y Humanidades.
Fuente Biografía Felipe Pigna: Fundación Konex
Juana Gorriti, La Escritora Rebelde
Juana Manuela Gorriti era libre como el viento. Por eso, cuando a los seis años la obligaron a dejar la hacienda salteña de Los Horcones para ir a estudiar con las monjas, la pequeña Juana Manuela no soportó el encierro y se enfermó.
Esto le valió que la mandaran de vuelta a casa, pero eso no impidió que siguiese estudiando francés, literatura y religión, y que empezara a leer con avidez y a escribir cuentos. Había mucho para contar. Eran tiempos turbulentos, de luchas entre los “realistas” y los “infernales”, que respondían a Martín Miguel de Güemes.
José Ignacio Gorriti, su padre, había participado de la declaración de la Independencia, en 1816, el año en que ella había nacido, y era uno de los que combatía junto a Güemes por más independencia. De esto fue testigo Juana Manuela y sobre esto escribiría.
Cuando en 1831 ganaron los federales, a su padre “unitario” y gobernador de Salta por tercera vez, no le quedó otra alternativa que exiliarse con su familia en Tarija, Bolivia.
Allí comenzó otra historia para Juana Manuela. Una de amor. Tenía 15 años cuando se enamoró y se casó con Manuel Isidoro Belzú. El hombre tenía 25 y era tan bravo como impetuoso. Al principio todo fue bien: armaron un hogar y tuvieron dos hijas. Pero Belzú tenía una agitada vida política y militar que lo alejaba de su casa, mientras que Juana Manuela comenzaba a hacerse conocida en las tertulias.
Las diferencias entre los dos no se hicieron esperar y la relación se volvió tormentosa, con acusaciones mutuas de infidelidad. La gota que colmó el vaso fue el escándalo que Belzú le armó a Juana Manuela por las constantes visitas del presidente boliviano José Ballivián. El marido consideraba que la traición de su mujer era doble: amorosa y política.
Harta y dispuesta a no entregar ni un poco de su libertad, Juana Manuela abandonó a Belzú y se instaló con sus hijas en Lima.
Para ganarse la vida, le enseñó a leer y a escribir a las “niñas” de las familias más acomodadas. También armó tertulias y se ocupó de darle visibilidad a su carrera literaria. En 1845, la Revista de Lima publicó su primera narración, La quena. Después vinieron otros textos, cuentos y novelas.
Para entonces, Belzú se había convertido en un político popular entre indígenas y mestizos que lo veneraban llamándolo “Tata” (padre), y en 1848 fue presidente de Bolivia, cargo que mantuvo hasta 1855. Durante ese tiempo trató de convencer a Juana Manuela para que volviese a su lado, pero tuvo que morir para lograrlo.
Esto sucedió en 1865, según las palabras de Juana Manuela: “Vinieron a decirme que Belzú había caído, atravesadas las sienes de un balazo, y yo corrí en medio del combate; llegué hasta donde yacía el desventurado ya cadáver, lo levanté en mis brazos y en ellos lo llevé a casa: ¡a ese hogar que él había abandonado tanto tiempo hacía!”.
La escritora no sólo volvió a Bolivia para recuperar el cuerpo de su ex marido sino que además organizó a sus seguidores –que la llamaban “Mamay”– y armó una revuelta. Juana y sus rebeldes fueron derrotados.
Juana Manuela regresó a Perú y en poco tiempo hizo de su casa de Lima el centro de la “bohemia” local.
Las primeras escritoras la tomaban como modelo, el mundo literario limeño la respetaba y, tras la caída de Rosas, su nombre empezó a ganar reconocimiento también en Buenos Aires. Su éxito se consolidó cuando dos años después, el editor Casavalle publicó la primera edición de Panoramas de una vida.
Juana Manuela se radicó en Buenos Aires en 1884, donde murió en 1892. Dicen que antes de cerrar los ojos, sus últimas palabras fueron: “Mi alma ha abierto ya sus alas a la muerte”.
Fuente Articulo: Diario El Clarín (Argentina) – Juana Gorriti, La Escritora Rebelde – Autor: Felipe Pigna (Argentina)
Equipo Escritores Rebeldes