Sancho Celestina

En este tranquilo pueblo de el rosal,
Ocurrió lo que ahora les vengo a narrar:
Aunque no soy ducho en asuntos de amor,
De un joven Quijote fui su chaperón.

Un joven alegre, imberbe y lampiño,
Creía en el amor … Inocente niño.
Yo lo acompañaba cual fiel escudero,
A ver a su amada cada día intermedio.

Luchaba este hidalgo con gran valentía,
Pués a este su «Aldonza» poco le quería.
Era Dulcinea muy poco agraciada,
Y a mí joven amo su edad le doblaba.

Yo siempre intentaba que entrara en razón,
Pero nadie manda en el corazón.
Mi motocicleta era el «Rocinante»,
Yendo a esa vereda cada tercer tarde.

Yo «Sancho» al Quijote siempre acompañaba,
Con suegra y cuñadas alegre charlaba.
Ellas del romance nunca sospechaban,
Y ellos a escondidas siempre se encontraban.

Los años pasaron, se acabó el encanto,
Y rumbos distintos sus vidas tomaron.
El joven quijote a su patria sirvió,
Y en una batalla su vida perdió.

De su Dulcinea no se supo más ,
Y así mi relato llega a su final.
pasaron los años me compré un jumento…
montado en mi » Rucio» seguiré escribiendo.

AUTOR: JOSÉ ADELMO QUINTERO SALAZAR, EL VIAKO (COLOMBIA)
© DERECHOS RESERVADOS AUTOR (A)

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