Yo soy el universo:
el universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí.
Partid un leño y allí estoy yo;
levantad una piedra y allí me encontraréis
Evangelio de Tomás
Artemio Valenti atravesó el sendero de la casa de espejos con pistola en mano y navaja en la otra. El lugar era el Phantomland: un recién abandonado parque de diversiones con animatrónicos alusivos a los monstruos clásicos; su espalda aun sufría los dolores dejados por la tortura de su vencido captor. Por lo general, sus principales enemigos hacían uso de fuerza bruta externa (en este caso matones) para hacerles frente al detective. Aquel guardián de la ley luchaba contra las horas cíclicas de la noche, moviéndose más allá del punto medio entre la luz y las sombras: si era necesario cruzar los límites de la moralidad habría de hacerlo. Ahora se dirigió a la zona de animatrónicos del parque, paranoico pero a la vez riendo al toparse con un Drácula y un Frankenstein inflables y de gran tamaño; percibió otra vez el fuerte olor a incienso cuyo origen no pudo identificar, luego el espectral revoleteo de los cuervos que vino de entre los pinos del bosque. El asesino no podría estar muy lejos ni mucho menos los niños secuestrados.
Su mente se abría paso entre los evangelios gnósticos tan imbuidos de saberes ocultos y bañados con el paganismo antiguo; imagina el rostro persuasivo y satánico de Cosmócrator, el psicópata religioso…Entonces apunta a un segmento del parque detrás de una casita del horror, allí se oyen pasos luego susurros en la oscuridad. Otra vez resuenan en su mente aquellas palabras de Cosmócrator extraídas de un evangelio gnóstico “He arrojado fuego sobre el mundo y ved que lo mantengo hasta que arda”. Un aullido a los lejos, tal vez de un lobo en el bosque lo trae de vuelta a la realidad; ahora sus pasos pisan algo blanduzco y para su horrenda sorpresa es el cadáver de un hombre: el teólogo asesinado por Cosmócrator, un hombre de avanzada edad con un puñal clavado en el pecho. Erudito de la Universidad de Puerto Aztur, de la Facultad de Teología Sistemática.
Hijo de perra. Oyó pasos cercanos y se encontró a escasos metros con el mismísimo Cosmócrator, vestido con el manto escarlata y los amuletos de su gnóstica secta. Artemio vio aquellos ojos grises que auscultaban la historia oculta de la cristiandad, ojos de una pesadilla grotesca pero se dio cuenta que carecía de consistencia. Era como si contemplara una visión.
-Tengo mis dudas, detective.-Habla la voz de aquella visión de rostro huesudo y barba mefistofélica.- ¿Era Jesús un simple humano como lo pensaban los arrianos? ¿Era acaso un simple espíritu como lo imaginaron los monofisitas? Quizás Pelagio tenía razón y al negar el pecado original, seríamos tan perfectos (sin mancha) como el mismo Cristo.
El detective disparó dos veces. Las balas atravesaron aquella visión, aquella aparición que no era más que un holograma proyectado, como los que se usaban anteriormente en el Phantomland.
-Vamos detective. Usted sabe que lo teólogos mienten, quizás Jesús fue elevado a condición divina tras ser crucificado como afirmaron los adopcionistas tras las sombras. Juro que lo he intentado, detective…He intentado ser normal pero el universo es un enigma a descifrar: todo se reduce a símbolos ¡Yo soy un símbolo, detective!
Esta vez el detective disparó hacia el proyector de hologramas, dañando el sistema completo. La imagen del asesino se desvaneció; una repentina bruma bajaba al terreno del parque pero Artemio seguía bañado en sudor frio (tal vez eran los nervios). Luego siguió buscando al asesino otra vez en la casa de los espejos, para hallar dos policías muertos, degollados. Maldice tres veces para sus adentros recordando que Olivetti y Navas eran novatos. Tal vez demasiado para este caso.
-Yo soy el Universo: El Universo ha surgido de mí y ha llegado hasta mí. He arrojado fuego sobre el mundo.-La voz maldita del criminal se oye.
El detective tiene presente que este ha sido el caso más peligroso que ha tenido, que Cosmócrator no es más que un asesino con delirios místicos y esquizofrenia en alto grado; hace dos semanas su mundo se reducía a combatir el crimen organizado y los mafiosos emergentes de la ciudad, pero su vida cambió cuando el líder de una orden comenzó a inducir a las masas para unírseles. Se hablaba de secuestro infantil también piromanía; Artemio tuvo que investigar después de cíclicas pistas inconclusas, ataques al Departamento de Policía y pánico en las calles que iba ser tan sencillo.
Leyó sobre los evangelios perdidos, sobre lo cuatro grandes concilios ecuménicos, las grandes herejías del Siglo I, la Apocatástasis de Orígenes, el Jesús histórico y los manuscritos de Qumrán…Se detiene frente a un espejo: el llamativo marco decorado con imágenes alusivas a la Momia de Boris Karloff, todo bien hasta que el cristal se rompe ¡Un energúmeno cae sobre el detective! Entre el forcejeo, las manazas del atacante a punto de estrangularlo pero el detective hace un esfuerzo y dispara a la cabeza, haciendo estallar el ojo para luego bañar en sangre la pulcra gabardina. El sujeto pesa como un costal de cemento pero logra hacerlo a un lado.
Oye suplicas ahogadas. Va en esa dirección y justo detrás de unos barriles de madera, en una esquina están los seis niños amordazados. Un charco de gasolina bajo sus pies, el detective lee el horror en sus ojos. El mal es algo sobrenatural. Artemio oye pasos…Es Cosmócrator que viene acercándose con un hacha ceremonial en movimientos ágiles, logra esquivar y da una patada al loco. Pone a salvo a los niños en un segmento seguro pero cuando voltea el asesino ya está cerca; cuando se dispone a disparar ya no tiene balas (vaya suerte). Cosmócrator busca dar un golpe seco a la cabeza de Artemio: el detective vuelve a esquivarlo. Ambos van uniéndose en una danza mortal donde el criminal recibe los más fuertes ataques. Un movimiento en falso y la hoja va dar en el hombro del asesino, quien tiene la mirada perdida en los primeros siglos de la Iglesia; Cosmócrator en el suelo y la túnica va manchándose con la sangre. El detective lo esposa pero el líder en un éxtasis luciferino ha acercado un yesquero para luego arrojarlo a pocos metros de los barriles de madera; la zona de espejos se convierte en un caos ígneo. Artemio entre las llamas opta por dejar al asesino allí, busca a los niños para guiarlos rápidamente por un sendero, no sin antes echar un vistazo a Cosmócrator: el desgraciado ya ha sido alcanzado por las llamas y da horrendos gritos. Retorciéndose entre aquel infierno artificial. Muerte digna de un hereje.
Afuera hay tres patrullas y una ambulancia: los seis niños ya están a salvo y sin ningún rasguño. Logra ver a cuatro integrantes de la desmantelada secta ya capturados. Al comisionado que lo felicita, le da un fuerte apretón de manos y al día siguiente, a dos periodistas que (como buitres) sacan toda la información del caso. Después de eso entra el comisionado a la oficina del héroe invicto, trae una pesada caja en su mano y la coloca en el escritorio. Artemio le mira extrañado:
-¿Qué es esto?-pregunta el detective.
-Son evidencias. Todos los libros y tratados que leía el enfermo Cosmócrator.
Recordando que no mató al asesino pero tampoco lo salvó de las llamas, no vio nada que le interesase entre aquellos pesados volúmenes. Solo uno: un precioso ejemplar tapa dura con letras doradas Pecadores en manos de un Dios airado de Jonathan Edwards. Entonces sintió una especie de fervor religioso, el devenir de un llamado sagrado más grande que el que sintió su vencido enemigo. Su placa y pistola ya no lucían tan atractivas como antes, tenía en mente las palabras que trascendían siglos de concilios, edictos y torturas “He arrojado fuego sobre el mundo y ved que lo mantengo hasta que arda”. Entonces comenzó a leer el libro allí mismo, dando un nuevo significado a su universo.
AUTOR: DIONY SCANDELA (VENEZUELA)
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Diony Scandela, 30 años. Diseñador Gráfico y escritor nacido el 3 de Julio de 1993 en el Estado de Apure. Actualmente residenciado en el Táchira. (Venezuela). Iniciado formalmente en el mundo de la escritura en 2017, con la publicación de su novela Perros de la Prehistoria. Tiene entre sus influencias las obras de Edgar Allan Poe, Jorge Luis Borges, Horacio Quiroga, Lovecraft, Arthur Schopenhauer, la temática bíblica y Julio Cortázar.
Correo: dionyscandela@gmail.com
Instagram: @dionyscandela