En 1927, con catorce años, parió a la primera de catorce hijos que sacó adelante junto al marido que en suerte quiso.
Setenta años después, esa primogénita que en vida se llamó Susana, murió. No fue la primera de sus descendientes en partir, aunque sí, el primer campanazo respecto a la racha que vendría y jamás quiso enfrentar. Ver desaparecer de este plano a un hijo no es siquiera comprensible para una lógica con clichés, como la que manejamos los seres inmersos en la cotidianidad. Ojalá la vida fuera justa con los niños y las personas muy mayores; desafortunadamente, el paso del tiempo no es un tribunal sino un evento.
Tuvo que testificar la muerte de ocho de los catorce críos; dos eran bebés, los otros seis, alcanzaron a disfrutar miles de atardeceres antes de entregarle la carne al silencio del olvido.
Fue una viejita, fuerte, pasional. Amó a sus niños viejos muertos, a sus nonatas hechas ángeles, a sus bebés avejentados; carne de su carne cansada que le dieron nietos, bisnietos y tataranietos.
Hoy exalto a Josefa, la abuelita que me mueve las nostalgias que prometí no tener. Celebro a la madre que estoy seguro, el día que se liberó de las cadenas de la materia, buscó a sus ocho críos, los trajo a su regazo y les confirmo que nunca más estarían solos.
Solo una madre hace eso…
AUTOR: JAVIER BARRERA LUGO (COLOMBIA)
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Javier Barrera Lugo, nació en Bogotá (Colombia). Editor General de Escritores Rebeldes. Siempre buscando el final de la línea del horizonte que forma la mar océana. Escribidor de oficio y corazón, admirador de los cronistas de indias que describieron a través de letras la fantasmagoría de un continente, que hasta hoy, es un complejo enigma. Editor del blog Idiota Inútil, autor de cuentos, poesía, ensayo que defiende la autenticidad y el silencio.