Antes de nosotros, existieron creadores que se jugaron la piel por la belleza y son eternos… ¡Conócelos!
El Escritor Rebelde en la inmortalidad del día es:
José Asunción Silva (Bogotá, 1865 – 1896) Poeta colombiano. En la historiografía literaria suele reconocérsele como el gran iniciador del modernismo hispanoamericano, tendencia literaria que alcanzaría su culminación en la obra del nicaragüense Rubén Darío.
Durante su vida, José Asunción Silva fue conocido como poeta y articulista. Solo treinta años después de muerto, en 1925, se conoció su faceta de novelista, cuando De sobremesa llegó a las librerías. Si durante los años cuarenta y los cincuenta se pensaba que se podía hablar de sus “poesías completas” y se editaron sus primeras prosas, en los sesenta y setenta, esa noción de obra completa se amplió con los hallazgos de investigadores como Donald McGrady y Germán Arciniegas, el responsable de publicar los poemas que luego se titularon como Intimidades. En los años ochenta y noventa, se consolidó la que hasta este momento se considera su obra íntegra, a la que se le sumaron notas, crónicas, críticas y poemas atribuidos. El retrato de Silva se utilizó para diseñar el billete de $5.000 que publicó el Banco de la República en 1995, y su nombre para designar instituciones culturales y educativas.
La obra de José Asunción Silva fue novedosa en la historia de la literatura colombiana, tanto durante su vida como después de muerto. Casi desde la muerte de Silva, surgieron voces que lo ubicaban como uno de los poetas más importantes de América Latina y uno de los precursores del modernismo. En una nota publicada en el suplemento literario de El Tiempo en 1946, el premio Nobel de Literatura Pablo Neruda anotó que “la voz de José Asunción Silva se desprende con una pureza y una dulzura ilimitadas, como un violín delgado y combatiente o como la voz del ruiseñor que sale de la noche sombría”. El poeta colombiano Darío Jaramillo anotó en un artículo escrito en 1997 que José Asunción Silva es “nuestro mito nacional. Hoy por hoy no se trata de un poeta apolillado sino de un escritor vivo y vivificante”.
REALIDAD
Para M
En el dulce reposo de la tarde
Cuando al ponerse el sol en occidente
Su luz dorada, de la vida fuente,
Como una hoguera en los espacios arde,
O de la noche en el silencio umbrío
Cuando la luna con fulgor de plata
Alumbra a trechos el sonante río
Y en sus límpidas ondas se retrata,
Entre las sombras de la vida hay horas
En que la realidad que nos circuye
A detener el ímpetu no alcanza
De nuestra alma que a lo lejos huye
Y a la región de lo ideal se lanza…
Y entonces cuando pienso en tus amores
Nuestras dos vidas deslizarse veo
No cual la realidad que aja sus flores
Sino cual la ilusión de tu deseo.
No por las conveniencias separados,
Soñando tú conmigo, yo en tus sueños,
Sino juntos los dos en los collados
De la Arcadia risueños;
Asidos por las manos a lo lejos
Buscando el fin de la campiña amena
A los pálidos rayos de la luna.
O del ardiente sol a los reflejos,
Dejando transcurrir una por una
Las no contadas horas venturosas
Que no mancha la sombra de una pena
Libando amor y deshojando rosas
Del verdor y del musgo en lo sombrío
Ocultos en lo ignoto del boscaje
Radiante aún de gotas de rocío
De virgen fuerza y de vigor salvaje;
Sentados a la orilla del torrente
Tú escuchando los ecos del follaje
Yo acariciando -trémula la mano-
Tus rizos al caer sobre tu frente…
Otras veces trayendo a la memoria
Los fantasmas de un tiempo ya pasado
Junto con ellos cual sencilla historia
Los ideales de tu amor soñado.
Y es entonces un gótico castillo
De altivas torres de musgosas piedras
En cuyo muro gris crecen las hiedras
Teatro de nuestro amor santificado.
Y en reducida y perfumada estancia
Cuyos tapices abrillanta y dora
El fuego de la antigua chimenea,
Juntos los dos oímos a distancia
Diciéndonos protestas de ternura
La voz del agua que al perderse llora
Y el viento que en los árboles cimbrea
Entre el silencio de la noche oscura.
O en frágil barca en plácida mañana
De lago azul flotando en los cristales
Con la mirada errantes contemplamos
El cielo, la ribera, los juncales,
Y las nieblas que inciertas, vaporosas,
Van a perderse en la región lejana
Como se pierde la esperanza humana
O el postrimer aroma de las rosas.
Mas cuando el alma en sus ensueños flota,
La realidad asoma de improviso
No más resuena la encanta nota
Brotan espinas do la rosa brota,
Y en crüel se torna el paraíso.
Vuelvo a mirar… y pienso que nacimos
Para vivir por siempre separados,
Que no es una la senda que seguimos
Y que la lumbre que cercana vimos
Fue visión de tu amor y tus cuidados.
Y al comparar la realidad penosa
Con los paisajes de ideal que miro
En el fondo del alma lastimosa
Para tu dulce amor -niña piadosa-
Para tu dulce amor surge un suspiro.
AUTOR: JOSÉ ASUNCIÓN SILVA (COLOMBIA)
Equipo Escritores Rebeldes