Sara, una chica despreocupada de la vida, una chica bastante sociable, salía con sus amigos cada fin de semana y cuando tenía un pretendiente salía con él, pero ninguno lograba llenar su corazón. Tenía una sonrisa encantadora, cabello negro como la noche, piel pálida como una porcelana y una mirada que hipnotizaba a cualquiera. Acompañada de su perro dálmata, salió un viernes 13, no le importo la soledad de la calle simplemente antes de salir se despidió de su madre con un beso y un abrazo diciéndole:
-“madre no te preocupes, volveré pronto”.
Sara salió de su casa con su mascota llamada manchitas, su celular y sus llaves. Cuando ella llego al parque se percata de que había alguien observándola. No le quiso dar importancia a la situación, simplemente observo a lo lejos y vio una familia celebrando un cumpleaños y pensó que lo mejor era ir hacia allá. Cuando ya se iba a dirigir hacia ese lugar, sintió que le taparon la boca mientras le decían:
“cariño no hagas ruido o te va a ir peor”.
En ese momento, Sara asustada soltó a su mascota, manchitas salió corriendo, mientras ella era subida a un carro, en el cual le taparon los ojos y le colocaron esposas en sus manos. Ella temblaba de miedo mientras una voz le decía:
“no hagas ruido, no te vamos a hacer daño, preciosa”.
Pasaron 20 minutos y en el carro uno de los hombres de nombre Jack le quito la cinta de la boca y le dijo:
“come un poco”.
Sara llena de ira respondió: “¡ no comeré nada imbécil!”.
Jack responde en un tono de risa: “ te estas empezando a comportar mal, la noche aun es joven, te va a ir peor sino haces caso”.
Sara comió de la galleta que Jack le ofreció, en ese instante se quedó dormida. Cuando despertó estaba en un sótano, sola, en ropa interior y vio que tres hombres la observaban. Ella aún seguía amarrada, trataba de soltarse con todas sus fuerzas, pero no podía. Jack se acercó y le dijo:
“eres buena chica, pero has llegado hasta aquí gracias a las órdenes del jefe”.
En ese momento entro un hombre alto, de 1,80 aproximadamente y de actitud ruda, con una sonrisa de extremo a extremo que adornaba el traje de saco y corbata que vestía. Sara quedo aterrorizada al ver que era uno de los hombres que una vez la había invitado a salir, y que ella había rechazado. Este hombre llamado Jhon la miraba como su gran tesoro. Después de observarla por varios segundos le dijo a los tres hombres:
“gracias caballeros, ha sido una misión exitosa, pueden irse”.
Les entrego a cada uno de ellos una maleta llena de billetes y se fueron. En la oscuridad del sótano, Jhon observa cada parte de Sara. Se acerco sutilmente, y mientras lo hacía se iba quitando la ropa, cuando estuvo al frente de a ella le dijo:
“tú eres todo lo que siempre he deseado, pero no me dejaste acceder a ti, por las buenas, tocara a las malas”.
Sara grita con todas sus fuerzas:
“suéltame maldito imbécil”.
En ese momento Jhon saco una navaja de su pantalón y rompió la ropa interior de Sara, es justo en ese momento cuando la empieza a penetrar fuertemente, ella grita de dolor diciendo:
“¡para me duele!”
Lo decía mientras arqueaba su espalda, de sus ojos salían lágrimas y con sus piernas trataba de patearlo, pero no podía. Cada intento era insignificante debido a que tenía las manos esposadas y Jhon estaba encima de ella. Él, al ver sus intentos de “escapar” la golpeaba, le daba cachetadas y le decía mirándola a los ojos:
¡todo esto te pasa por andar de fácil con otros!.
La respiración de Jhon era cada vez más rápida, sus ojos se colocaron rojos: Sara intentaba hablar, pero él le tapó la boca con un trapo. Sara se sentía ahogada, desesperada. Jhon sentía satisfacción por ver la reacción de Sara. Después de acabar aquel encuentro entre la muerte y la pasión, Jhon le dijo:
“¡ levántate ya!”.
Sara no tenía fuerzas, sus piernas temblaban, no podía hablar debido a todos los intentos por gritar. Sus manos y piernas tenían moretones. Jhon en su desespero le grito:
¡NECESITO QUE TE LEVANTES, ERES UNA VENDIDA!.
Sara con las últimas fuerzas que le quedaban se levantó y fue hacia él. Jhon la miro fijamente, la tomó en sus brazos y la empezó a besar desesperadamente, Sara no tenía escapatoria, tampoco tenía fuerzas, solo se encontraba allí encerrada con una bestia. Jhon la tira contra el piso y le dice:
“ahora recibirás tu pago”
Sara se queda con su mente en blanco esperando su final mientras mira hacia la pared. Minutos después Jhon vuelve con una gran sonrisa mientras la mira a los ojos y le dice:
“preciosa volví”
Sara nota que Jhon en una mano lleva una rosa, la otra mano la tenía escondida. De los ojos de Sara brotaban lágrimas. él se agacho, acaricio su rostro sutilmente con la rosa y después de un beso, enterró un cuchillo en el pecho de Sara, mientras le decía al oído:
“ahora serás mía por siempre, ninguna persona te alejará de mí, porque eres mi dulce adicción ”.
Después de limpiar la sangre, y cortar cada parte del cuerpo, cuidadosamente, la colocó en un altar y el principal adorno de este eran los ojos de Sara.
AUTORA: ALEXANDRA GALLEGO ARIAS (COLOMBIA)
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Alexandra Gallego Arias, nació en Cali (Valle del Cauca), pero ha vivido la mayor parte de su vida en Buga (Valle del Cauca). Desde los 14 años escribe frases y versos. Ha tomado cursos de literatura y gramática e igualmente ha participado en diferentes convocatorias organizadas por editoriales mexicanas obteniendo diferentes reconocimientos entre ellos la publicación de se escrito «esquizofrenia» en el libro Laberintos de Locura I.