En la séptima era, en un mundo que se parecía extrañamente a la Tierra del siglo XX, la humanidad había olvidado por completo aquellos seres fantásticos que los abuelos de sus abuelos les contaban como cuentos de niños y las épicas batallas que tuvieron lugar en el pasado remoto. Las calles estaban llenas de automóviles y gente apresurada, sin ninguna pista de los días en que los dragones surcaban los cielos, salvo ahora de artefactos aéreos que los transportan a grandes distancias y ondas de radio que entregan mensajes más rápido que el más diligente de los mensajeros de los reyes en el pasado, aun estando montando en el más veloz de sus caballos. Pero las leyendas caminaban entre los mortales… Y fue en este contexto de olvido que todo cambió cuando una excavación arqueológica en la rica y fructífera isla de Irelanda desenterró los antiguos pergaminos de Baltimora, revelando los antecedentes de una historia olvidada y la ubicación de los extraordinarios Arcones de la Gran Madre.
En un rincón oculto de este mundo moderno, un grupo inusual comenzó a formarse. Zara, una guerrera que había vivido entre las sombras protegiendo un antiguo extraño artefacto, ella sintió el despertar de viejas energías. Alei, un velocista con habilidades sobrenaturales y un corazón valiente, percibió el cambio en el viento. Mikael, un caballero de linaje antiguo, venido de los tiempos de la segunda era y que había jurado proteger la historia del mundo antiguo, reconoció las señales en las estrellas de que algo estaba pasando y que tenía relación con las piezas de los Arcones de la Gran Madre. Lyra, un enigmático ser venido de otro mundo que había encontrado refugio en este planeta y que, a lo igual que muchos de los miembros del grupo, aprendido a vivir de incógnito, con sus capacidades telepáticas escuchó cómo el cosmos susurraba la poderosa vibración de los Arcones de la Gran Madre. Y por último, Aidam, un cyborg con tecnología avanzada, creado para ser el guardián de uno de los secretos más antiguos de la humanidad, detectó una anomalía en sus sensores: “¿Podrían ser los Arcones de la Gran Madre?”.
El destino los unió cuando se cruzaron en medio de un nuevo intento de un legendario señor de la Oscuridad por recuperar los Arcones de la Gran Madre y desatar su fuerza sobre este mundo. Aunque inicialmente desconocían su conexión con el pasado, al encontrarse con sus soldados demonios, pronto se dieron cuenta de que estaban predestinados a enfrentar juntos esta amenaza.
El primero en descubrir los pergaminos fue Mikael, cuya armadura oscura brillaba bajo la luz de la estrellas de la noche. Siguiendo las pistas antiguas, llegó a un pequeño pub donde encontró a Zara. La guerrera, de intensos ojos claros y fieros, altura y postura imponente, lo reconoció al instante.
«¿Me imagino que tú también has sentido el llamado?» preguntó Mikael.
Zara asintió con la cabeza, sabía que no podía ser discreta con alguien que perseguía el mismo fin, el llamado de los Arcones; «Hay más que han sentido el llamado. Debemos encontrarlos.»
Mientras este evento sucedía, en una ciudad a cientos de kilómetros de distancia, Alei, mientras corría a una gran velocidad, sentía sus músculos vibrar con una energía desconocida. En un callejón oscuro, Lyra observaba las estrellas con preocupación, sabiendo que algo poderoso se acercaba. Aidam, escondido en un laboratorio subterráneo, sintió que su célula de poder respondía a una señal que solo él podía entender, ya que averiguó recientemente que sus creadores lo armaron con la tecnología con que se crearon los Arcones de la Gran Madre.
Uno por uno, los cinco se encontraron, sus caminos convergiendo como los radios de una rueda. Juntos, comenzaron a enfrentar los embates de los soldados demonios del Señor Oscuro que estaban en la búsqueda de los Arcones de la Gran Madre; emergían entre las sombras, criaturas de pesadilla. El mundo moderno, con su escepticismo y su incredulidad, se burlaba si se les contara de soldados demonios, sin haberlos visto, pero los protagonistas sabían que la verdad estaba enterrada en su pasado y era clave indagar en ello.
«Los Arcones de la Gran Madre deben ser protegidas», dijo Lyra, su voz resonando con sabiduría, intuía por el actuar de los soldados demonios a la hora de enfrentarse a nuestros protagonistas que buscaban algo, el poder que los estaba convocando. «Alguien los debió haber enviado, y desea ese poder, si quien los envió, las obtiene, lo puede destruir todo.»
Entonces, se pusieron en campaña para encontrar uno de los Arcones, ocultos en las ruinas de una antigua ciudad subterránea, protegida por trampas y guardianes olvidados en las anteriores eras. Zara, con su destreza, lideró el camino, desarmando trampas con una precisión milimétrica. Alei, con su velocidad, atravesó los pasajes oscuros para recuperar aquellos Arcones antes de que las trampas fueran activadas.
Sin embargo, al obtener el arcón de aquel lugar, reveló un mensaje sobre la existencia del segundo arcón. Estaba en una fortaleza fuera de este mundo, en el cercano planeta Mariante, custodiado por un ejército de autómatas. De esta manera, Lyra con su portal estelar, ayudó a transportarse al planeta Mariante, Aidam, con su conocimiento tecnológico, ingresó las coordenadas al portal estelar de Lyra y de esa manera fue transportado con el caballero Mikael a aquel mundo. Al llegar, encontró que era un desierto seco con un cielo extraño y en las cercanías, unas ruinas antiguas, llenas de la tecnología con que la que Aidam estaba construido, en ese momento el cyborg convirtió en forma intuitiva y automática su mano en un gran hub y empezó a tener una conversación con la rudimentaria computadora del lugar, mientras Mikael vio que se acercaban guardianes metálicos, el caballero con su espada ancestral, se puso en guardia, pero presiono Aidam para que los desactivara, pero el cyborg estaba con sus ojos rojos, cubiertos de códigos binarios que revelaba la extraña relación que llevaba con la máquina, de pronto los guardianes mecánicos empezaron a atacar al caballero y este se empezó a defender con cada golpe de su espada que resonó como un eco de antiguas batallas de sus ancestros. En un instante, Aidam terminó su diálogo con la computadora de las ruinas y los autómatas dejaron de atacar. En unos metros más, una plataforma iluminada desde arriba revela el otro arcón. Mikael le replica a Aidam con una pregunta: “¿Cómo lograste parar a los autómatas?”. Este le contesta: “Le enseñé que nuestras intenciones eran honestas”.
En ese momento, Mikael expresa disgustos en su rostro. Cuando tienen el segundo Arcón, de este sale una voz femenina, como la de una madre que le dice: “El tercer arcón de la gran madre se encuentra en la dimensión paralela de Phamtoss, Aidam y Mikael regresan en el portal, pero al mismo tiempo que la información les fue revelada, también le fue dada a Lyra, con su conocimiento, modifica el portal para cruzar los límites de este universo, y así, se aventura a la búsqueda del último Arcón, guiando al grupo a través de túneles dimensionales que ondulaban como olas en el mar. Juntos, llegaron a Phamtoss, un lugar más extraño que el planeta Mariante, recorrían sus parajes llenos de entidades etéreas que estaban como animales en la Sabana Africana, formas sombrías que desafiaban la lógica y la razón. Pero estas entidades eran bravas como animales salvajes, viendo en el grupo una amenaza, comenzaron a atacarlos. Juntos se apoyaron espalda con espalda, con sus armas en la mano y sus capacidades listas para dar combate, y defenderse con el fin de encontrar el último Arcón.
Pero la rareza de esta dimensión alternativa lo transporto mágicamente a lo profundo de un desierto seco, sin la presencia de estas entidades violentas y a la vista de una fortificación oscura, el Señor Oscuro, se presentó ante el grupo de paladines modernos, contando la historia de una campaña que emprendió en la segunda era de su mundo, que en ese entonces, se asemejaba a un reino medieval de fantasía con legendarias criaturas que se aliaron con los hombres para presentar resistencia, ellos buscaban los Arcones de la Gran Madre, unos mecanismos que se unían como rompecabezas y desplegaba un poder destructivo a una escala inimaginable por el hombre, llevo al grupo como prisioneros a su base rodeada de tecnológica de misterios antiguos, que ya tenía en su mano, el último Arcón y con ello, y los otros Arcones en el universo de origen, abriría un portal para invadir aquel mundo que una vez no logro conquistarlo. En ese momento, el grupo comprendió completamente su misión, así que asaltaron al Señor Oscuro. Zara abrió el camino, enfrentando a sus guerreros. Alei, moviéndose más rápido que el ojo humano, los desarmó antes de que pudieran reaccionar. Aidam se conectó con la tecnología de la fortaleza que también percibió que era similar a su composición, mientras Mikael y Lyra se enfrentaban al Señor Oscuro en su trono de sombras. La batalla no fue solo una lucha de fuerza, sino de voluntades.
El Señor Oscuro rugió: «¡Ese poder es mío por derecho!.»
«Eso es demasiada hambre de poder», respondió Mikael, su voz resonaba en la medida que el Arcón de la Gran Madre abría un portal a su mundo, el caballero declaraba: «El Arcón de la Gran Madre debe ser protegido, no usado para la destrucción.»
Con un esfuerzo combinado, lograron separar al Señor Oscuro del Último Arcón, cerrando el portal y sellando su poder una vez más. Desplegando una poderosa explosión que hizo desaparecer al Señor Oscuro y a sus guerreros. En ese instante, se vieron extrañados en un salón vacío. Posteriormente, Lyra activó el portal para regresar el grupo a su universo y con ello dispersaron los Arcones como lo habían hecho los guerreros de su mundo miles de años atrás, ocultándolos en lugares seguros y fuera del alcance de aquellos que buscarían utilizarlas para el mal.
Y así, Zara la Amazona, Alei el Velocista, Mikael el Caballero, Lyra el Ser venido de Otro Mundo y Aidam el Cyborg, se convirtieron en las leyendas de este mundo moderno, protectores que esperaban ser redescubiertos, asegurando el futuro de su mundo para una nueva era.
AUTOR: FRANCISCO ARAYA PIZARRO (CHILE)
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Francisco Araya Pizarro. Nacido en 1977 en Santiago de Chile, Artista Digital, Diseñador Gráfico Web, Asesor en Marketing Digital y Community Manager para empresas privadas y ONGs asesoras de las Naciones Unidas, Crítico de Arte, Cine, Literatura, además de Investigador. Y Escritor de Ciencia Ficción, donde en su blog comparte sus relatos cortos en: www.tumblr.com/franciscoarayapizarro