Mi pueblo, mi hermoso pueblo está rodeado de montañas.
En una humilde vivienda ubicada en los alrededores del pueblo, vivía Andrés, él era un niño de tez trigueña, estatura media, delgado y acababa de cumplir sus 12 años.
Sus abuelos ancianos lo habían criado desde bebé ya que su hija, la madre de Andrés, murió en el momento del parto.
Él se crio en medio de una exuberante naturaleza, rodeado de montañas, animales y una magnífica quebrada de aguas cristalinas y frías.
El canto de las aves se escuchaba desde que el día comenzaba a aclararse, las aves del corral, las gallinas y gallos brindaban su hermoso despertar.
Andrés se levantaba a traer la leña, el agua, las verduras y los huevos para cocinar, su abuela preparaba con amor todos los alimentos que ellos tres consumían.
Cierto día en que Andrés se bañaba en la quebrada, escuchó un leve murmullo proveniente de un enorme árbol conocido con el nombre de barbatusco, ese era un árbol maravilloso que cada año ofrecía sus grandes y carnosas flores para el consumo humano y animal.
Ese alimento era muy apreciado por todos.
Andrés salió del agua y se dirigió donde ahora con más claridad se escuchaba un quejido.
Con sumo cuidado rodeó ese árbol gigante. Quedó impresionado, en medio de dos raíces grandes se encontraba un pequeño animal, que con vos clara y perfecta lloraba y se lamentaba.
El niño maravillado se acercó tratando de consolarlo y le dijo:
-Por favor, no tengas miedo, no voy a lastimarte
El indefenso animal, era un pequeño tigrillo que al verlo, intentó correr y al no poder se envalentono y clamó a viva voz:
-Humano, no te acerques a mi. Se muy bien de la maldad que los caracteriza, toda tu raza es nuestro mortal enemigo, todos son asesinos. No te acerques,
Andrés no sintió ningún temor de ese pequeño tigrillo, pero retrocedió unos pasos.
-Por favor, te pido perdón por lo que te haya sucedido, yo al igual que tú soy niño y estoy seguro que nunca en mi vida he causado ningún mal a otro ser vivo.
El tigrillo exclamó,
-Puede ser cierto que no hayas cometido ningún mal, pero eso se debe solamente a que eres todavía pequeño, pero cuando crezcas serás igual a los otros y terminarás matándome a mí como han matado a toda mi familia.
Andrés, conmovido por el sentimiento de rabia y dolor de ese pequeño animal , cayó de rodillas junto a él y le dijo:
-Te prometo que nunca haré algo que hiera o vaya en contra de ningún animal de esta hermosa región.
Entonces el tigrillo exclamó:
-Cállate, guarda silencio. Tu me ves pequeño e indefenso pero en realidad tengo muchos años vividos, soy un animal que posee las almas de muchísimos otros y tengo el poder de reencarnar dentro de mis familiares.
Antes fui un magnífico tigre, que vivió en las planicies Africanas, allí fui perseguido y asesinado por cazadores que deseaban mi cuero para lucirlo en sus viviendas y vestidos, luego fui una hermosa y ágil pantera que con dos cachorros recién nacidos tenía que cazar para poder subsistir, allí también fui cruelmente asesinada por cazadores. He vivido y he visto la maldad humana en su más cruda realidad. Luego me vi convertida en un jaguar y en estás tierras extrañas, extranjeras podría decir. Aquí nacieron unos cachorros, pero corrí la misma suerte. Luego me convertí en un magnífico ejemplar macho. Tenía que comer y cazar lo que lograba alcanzar. Un día, estando merodeando por la ribera de un caudaloso río, fui perseguido por una jauría enfurecida de perros que lograron acorralarme y ahí aparecieron hombres con lanzas y rifles, me dispararon y ya próximo a morir, con un enorme cuchillo separaron mi cuerpo de la cabeza.
Andrés no podía contener el llanto.
-Por favor, te pido perdón por todo el horror que has tenido que vivir. Perdón por la raza humana, por favor perdona. Permite que yo sea tu amigo y te enseñe que todos no somos iguales. Existe gente maravillosa que comprende que tanto animales como seres humanos necesitamos comer para poder subsistir. Déjame demostrarte que lo que te digo es real y verídico.
Aquél felino no sabía qué responder. En ninguna de sus vidas había encontrado un humano como ese niño.
-Está bien, le respondió el tigrillo. ¿Qué haremos ahora?
Andrés, mirándolo fijamente le respondió :
-Lo primero que deseo hacer es poder abrazarte y consolarte, si me lo permites. También deseo llamarte con un nombre adecuado a ti.
Ese felino nunca había sentido una caricia de alguien diferente a su mamá.
Mirando al niño, con su cabeza asintió.
El niño se aproximó y tomó a ese animal en sus brazos. Es una emoción tan intensa que los dos sienten, que ruedan por el prado riéndose y acariciándose.
-Roqui, así te llamaré, pues eres fuerte como las rocas. Mi pequeño y mágico Roqui, te cuidare y olvidarás tu pasado y seremos inseparables. Deseo que me acompañes siempre y convertirnos en los guardianes de este maravilloso lugar, cuidaremos esta cristalina y caudalosa quebrada, protegeremos cuánta planta y animal habite en toda esta región. No permitiremos que talen los árboles, que los helechos y orquídeas que nacen en estos majestuosos árboles sean arrancadas y llevadas a casas. Tu y yo Roqui, patrullaremos día y noche, seremos invencibles e incansables.
Se abrazan y danzan embriagados de felicidad total.
Luego de varias horas, Andrés convenció a Roqui para que juntos fueran donde sus abuelos. Roqui al principio se rehusó, pues su desconfianza existía dentro de él; Poco a poco su amigo lo convenció y marcharon juntos al hogar donde se crio.
Andrés, llamó a sus abuelos y les presentó a su nuevo amigo.
Sus abuelos al ver a Roqui sintieron gran ternura y admiración por ese bello felino. Le organizaron una cama grande y confortable e invitaron a Roqui a vivir allí para siempre.
En el pueblo se enteraron de lo sucedido con Roqui y todos estuvieron de acuerdo en permitir que Roqui fuera el guardián de los lugareños y de todo ese vasto territorio.
Roqui, conoció el amor por parte de los humanos y aunque nunca dejó de sentir temor, se quedó con esas maravillosas personas.
Andrés y Roqui crecieron juntos, envejecieron y cuando Andrés falleció, Roqui se quedó en esa propiedad por siempre resguardando toda esa región.
Hoy en día, gracias al cuidado y protección de Rocky, en este bello pueblo se encuentra la mejor y mayor reserva ambiental de todo el mundo.
AUTORA: AMPARO ÁLVAREZ, TOTY (COLOMBIA)
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Amparo Álvarez – Toty, colombiana, nacida en Río de Oro departamento del Cesar. Hija de Roberto Álvarez y Victoria Barbosa. Egresada de la Universidad Francisco de Paula Santander, seccional Ocaña. Licenciada en educación Básica con énfasis en Humanidades y lengua castellana. Casada a la edad de 18 años. Tengo escritos cuentos, poemas y relatos, la mayoría basados en anécdotas vividas.