El Mercader De Las Barbas

Franklin Aristizábal Yustes

Todas las mañanas, Rafita siendo un paisa de pura cepa, tomaba sus sueños para andar en busca de otros a la ciudad. Sus caminos algo inhóspitos hacia que hasta las golondrinas y las culebras del sector lo quisieran como muchos comensales; por su amabilidad. Un medicamento no faltaba en su mesa o sí, tal vez porque lo poco que tenía lo compartía hasta quedar con sus manos vacías. Desde ahí y durante el día, la mugre de la mañana era su fiel compañía. Realmente quedaba limpio.

Mientras su vida pasaba, peinaba sus largas barbas que los años le habían heredado, para asegurarse que su Dios era real como su propia vida. Inimaginable como es hoy la vida; suspicaz, valiente, y alegre transitaba el Don de la montaña; peregrinaba con algo en sus manos para entregarle a alguien necesitado en el instante; tal vez como el Aladino de la lampara regalando cuan cosa se le ocurriera. Su comportamiento parecía la un mercader de los antiguos del medio oriente; donde tal vez iba de pueblo en pueblo entregando mercancías, pero a diferencia de Rafita lo hacía en medio de sus vecinos. Siempre que llegaba alguien a su casa era recibido como si la contienda indicara que el bienaventurado era un familiar lejano. Llegado a miles de horas para visitarles.

-Tomate ese tinto hecho de panela pura – Decía mientras caminaba con su sombrero y sus barbas blancas; con eso los allegados consumían la grandísima taza de café hecha por su vieja la Morena.

Rafita, todo un mercader sin recibir nada a cambio,  tal vez décadas después estará en un lugar junto a su Morena hecho solo para valientes personas.

AUTOR: FRANKLIN ARISTIZÁBAL YUSTES (COLOMBIA)
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