La Humanidad Robótica

-Que hermosa noche –se dijo para el mismo lleno de maravilla y con la cabeza mirando hacia arriba observando el cielo negro, inmenso e iluminado por los enormes rascacielos que tenían la altura suficiente como para llegar a la atmosfera– es bella y hermosa como mi esposa, no cabe ninguna duda. Mario sin despegar su mirada del cielo seguía caminando   por la ya desecha calle de hormigón que no había sido resanada hace unos 10 años. Los camiones de reparación hace mucho que ya nadie los solicitaba porque ya no…

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