Selene

En el enorme firmamento, una entidad celestial, la Luna, anhelaba la experiencia humana. Decidió transformarse en mujer, adoptando el nombre de Selene.        Selene, con su piel de alabastro y ojos de plata líquida, desprendía una luz etérea. Su cabello, hilos de estrellas fugaces, ondeaba al compás del viento cósmico. Su voz, melodiosa como el susurro de las galaxias, encantaba a todos los que la escuchaban.        Vivía en una metrópolis futurista, donde la tecnología y la naturaleza coexistían en armonía. Los edificios, hechos de cristal iridiscente, reflejaban su brillo…

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