Fotografía: El historiador y divulgador británico James Holland / EFE – Marta Pérez
El historiador y divulgador británico James Holland revela el papel de los Sherwood Rangers en la derrota de los nazis en Europa, desde el día D hasta el final de la guerra, en su ensayo ‘Hermanos de armas’.
Fotografía: El historiador y divulgador británico James Holland / EFE – Marta Pérez
En una entrevista que le concedidó a la Agencia EFE, Holland explica que el origen de ‘Hermanos de armas’ (Ático Historia) es un viaje que hizo con motivo del 60º aniversario del desembarco de Normandía con algunos de sus colegas, entre ellos, David Christopherson, cuyo padre, Stanley, «se unió a los Sherwood Rangers en 1939; comandó el Escuadrón A en el norte de África y en el Día D, y luego, el 11 de junio, pasó a ser el comandante del regimiento, cargo que aún ocupaba al final de la guerra».
A partir de aquel viaje se obsesionó con los Sherwood Rangers y unos años después editó los diarios y los cuadernos de guerra de Stanley Christopherson, y como parte de la investigación, el autor y David recorrieron Inglaterra entrevistando a los miembros del regimiento que aún seguían vivos y el ensayo resultante es «un libro muy personal» que se acabó construyendo durante la pandemia.
Según Holland, la importancia de los Sherwood Rangers radica en que «fue la unidad del Ejército Británico que recibió más condecoraciones; 16 solo por las acciones que llevaron acabo entre el Día D y el final de la guerra; y en Normandía estuvieron en primera línea de guerra prácticamente toda la campaña como parte de la 8ª Brigada Acorazada Independiente.
Las brigadas acorazadas independientes, señala Holland, se unían a divisiones de infantería para proporcionar apoyo de fuego mientras la infantería intentaba romper las líneas enemigas, pero algunas de estas unidades quedaron completamente diezmadas; como el 24º Escuadrón Lancers y parte de la 8º Brigada Acorazada.
A pesar de que sufrieron muchas bajas, los Sherwood Rangers «supieron adaptarse mejor que otras unidades y lograron un éxito por su mayor experiencia».
Una de sus innovaciones fue «transportar a la infantería sobre los tanques para que, cuando se efectuaran los primeros disparos, pudieran saltar de ellos y continuar a pie. Esto permitió que ambas unidades comenzaran el ataque de manera conjunta, en lugar de encontrarse en puntos distintos antes incluso de haber entrado en contacto con el enemigo».
PRIMEROS EN ENTRAR EN ALEMANIA
Al entrar en Alemania, los Sherwood Rangers, recuerda el autor, dieron apoyo en la operación Market-Garden en septiembre de 1944, que fue el intento de los Aliados de abrirse camino hacia el norte desde Bélgica y luego cruzar el río Rin en la localidad holandesa de Arnhem, para posteriormente avanzar desde allí hacia el norte de Alemania.
Fotografía: El historiador y divulgador británico James Holland / EFE – Marta Pérez
El 21 de septiembre dieron apoyo a la 82ª División Aerotransportada estadounidense cerca de Beek, un pueblo situado justo en la frontera holandesa con Alemania, al este de la ciudad de Nimega. «Un grupo de tanques cruzó la frontera, y así se convirtieron en las primeras tropas británicas en entrar en Alemania».
«Una combinación de experiencia, camaradería, logros increíbles y el elenco de personajes fascinantes, sin experiencia militar antes de la contienda, hizo de los Sherwood Rangers una unidad especial», comenta Holland.
«Hombres como Mickey Gold y Stanley Christopherson habían iniciado carreras distintas antes de la guerra y regresaron a ellas después, y esto les daba una visión del mundo diferente y una voluntad por no ser demasiado rígidos, a pesar de formar parte de un sistema jerárquico, y tampoco perdieron jamás su sentido del humor ni su humanidad».
En Navidad de 1944, tenían su base en Schinnen (Países Bajos), cerca de la frontera alemana. «Hacía un frío gélido; estaba nevando, y los habitantes del pueblo estaban hambrientos».
Los Sherwood Rangers, añade Holland, decidieron guardar sus raciones de dulces y chocolate durante varias semanas y, el día de Navidad, el capitán Neville Fearn se disfrazó de Papá Noel y, montado en un trineo arrastrado por un tanque, junto con otro miembro del regimiento, recorrió el pueblo hasta el centro y repartió un gran saco de dulces y chocolates a los niños holandeses.
«Fue un gesto maravilloso, y lo hicieron a pesar de los horrores que habían presenciado y las terribles experiencias que habían vivido».
FUENTE – AGRADECIMIENTO
Agencia EFE
Nota Original – Jose Oliva
Equipo Escritores Rebeldes
