Fotografía: Los responsables de El Far Cooperatiu, Amanda Pérez y Roger Vives, en la sede de la Biblioteca de las Cosas de Tarragona / EFE – Javier Díaz
En los estantes de la Biblioteca de las Cosas de Tarragona no hay libros, sino robots de cocina, panificadoras, transportines para mascotas, artículos de escalada, sillas de ruedas, herramientas de bricolaje y para el jardín o bicicletas a préstamo para sus usuarios.

Fotografía: Los responsables de El Far Cooperatiu, Amanda Pérez y Roger Vives, en la sede de la Biblioteca de las Cosas de Tarragona / EFE – Javier Díaz
«Tenemos cosas que la gente no necesita cada día, pero sí de manera puntual porque quiere restaurar un mueble y necesita una lijadora o le han realizado una intervención y tiene que ir con muletas unos días», explica a la Agencia EFE Amanda Pérez, responsable de esta peculiar biblioteca y miembro de la entidad impulsora, El Far Cooperatiu.
El 90 % de los objetos de esta biblioteca han sido donados por vecinos, que en vez de tenerlos almacenados en casa o en el trastero prefieren ponerlos a disposición de quien los necesite. También hay cosas compradas por los ‘bibliotecarios’ a través de una subvención de la Diputación de Tarragona.
«Hacerse socio cuesta cinco euros al año y te da acceso a todo nuestro catálogo, accesible a través de nuestra web -las reservas se pueden hacer online-. Luego hay cosas que tiene precios simbólicos, de uno a cinco euros a la semana. Ese dinero nos ayuda a sostener el proyecto y a mantener los objetos en condiciones», señala Pérez.
COMO UNA BIBLIOTECA CONVENCIONAL
Esta biblioteca funciona como una de libros convencional, pero con objetos, apunta Pérez. Hay un apartado de herramientas, en el que destacan una sierra eléctrica, una caladora o una pulidora. Enfrente hay artículos cotidianos, como una plancha, una máquina de coser o una impresora para el ordenador.
El catálogo en internet amplía la oferta, con triángulos para el coche, ropa para esquiar, patinetes, pelotas de baloncesto, juegos de mesa, gafas de realidad virtual, aspiradoras, picadoras de carne y verdura, carritos de bebé, cascos de moto o una sombrilla para la playa.
El producto estrella estos días es una desbrozadora, que tiene lista de espera para prestarlo. «Es una máquina más costosa y aparatosa, que seguramente no todo el mundo puede tener en casa. Estando prestada, otros usuarios nos la han solicitado también», comenta Pérez.
PROYECTO CREADO EN 2023
La Biblioteca de las Cosas de Tarragona nació en 2023, inspirada en la del distrito de Sant Martí de Barcelona. Primero se instaló en el Casal de Entidades del barrio de Sant Salvador y ahora se acaba de mudar a un local en el centro de la ciudad -la inauguración oficial será el 22 de noviembre-.
Su filosofía se basa en la reutilización, la reparación y el reciclaje. «Fomentamos la idea de que no es necesario comprar todo lo que necesitas, sino que hay otras alternativas como el préstamo. Y también cómo a través de la capacitación propia, de cómo nos dotamos de herramientas y de conocimiento, podemos reparar las cosas que tenemos en casa y, por tanto, alargar su vida útil», indica Pérez.
La biblioteca ha incorporado recientemente una sección de bicicletas gracias a una colaboración con la cooperativa tarraconense L’Escamot.
«Reparamos bicis estropeadas o abandonadas en pisos y puntos limpios y aprovechamos piezas para ponerlas de nuevo en circulación y prestarlas», subraya a la Agencia EFE el responsable de este apartado, Roger Vives.
FUENTE – AGRADECIMIENTO
Agencia EFE

Equipo Escritores Rebeldes
