Cuarzo y Carmesí

El detective tocó levemente a la médium en trance. La señora Gloria Vélez seguía hablando el supuesto idioma extraterrestre, sentada en un círculo cuya línea imaginaria dibujaban piedras de cuarzo. Un pentagrama carmesí dibujado con spray en una pared, era el supuesto “detector” de presencia extraterrestre. Allí en la secundaria todos presenciaron horas antes la que podía llamarse una invasión secreta, una emboscada silenciosa que incluía abducciones. El detective creía una soberana estupidez el haber contratado a una mujer obesa con complejos de vidente, para cazar “demonios de las estrellas” (como le llamaba él mismo), pero en este caso el Departamento de Policía de Puerto Aztur no estaba lidiando con simples criminales…esto iba más allá de nuestro mundo. La población estaba aterrada.

-Extraterrestres-susurró el detective Artemio Valenti. 

-No-responde Gloria con una voz doble, como si habitara en ella otra mujer,-se hacen llamar los Yah-Belkom, y pueden adoptar cualquier forma. Estoy intentando comunicarme con el líder pero hay una barrera.

Artemio miró hacia un pasillo oscuro justo donde estaban los últimos casilleros de aquella secundaria. Una brisa repentina entró por los ventanales, junto a un delicado silbido; Gloria abrió los ojos. El reloj de pared marcaba las nueve y media.

Entonces los vieron: casi reptando por los casilleros venían acercándose dos figuras de forma humanoide. Artemio disparó a los negros espectros, como si las balas pudieran exterminarlos, pero en un abrir y cerrar de ojos cambiaron a un carmesí fluorescente; irradiaban aquella luz llenando toda la secundaria con su resplandor. Malditos extraterrestres de mierda pensó en voz alta. Gloria Vélez, aun inmutable alzó sus brazos y vio como los espectros dominaban al detective. Lentamente, la médium hizo un movimiento como dibujando un triángulo imaginario en el aire; destellos leves se proyectaron desde las piedras de cuarzo.

Los espectros carmesí tenían inmovilizado a Artemio, hasta que este pudo zafarse y aquellos huyeron. El detective sacó del bolsillo de su traje un cuarzo de forma hexagonal.

-Van a su planeta-advirtió Gloria.

Artemio fue tras ellos elevando el cuarzo hexagonal como un estandarte de guerra. Entonces, vio más adelante en los ventanales de la cafetería como los espectros atravesaron la pared y subieron a una nave circular que gravitaba en el patio. La esfera salió disparada hacia el espacio con la velocidad del rayo. El detective logró ver a uno de ellos (mala suerte) que había quedado fuera de la nave; se acercó a él y le apuntó con el cuarzo hexagonal: el espectro adoptó la forma misma de Artemio.

-No lo mate.-Artemio oyó la voz de Gloria que ya se encontraba a sus espaldas.-Podrían crear un vórtice en nuestra realidad al exponerse mucho tiempo al cuarzo.

-Son demonios…merecen regresar al mismísimo infierno.

-No en el que usted cree, detective. Un “infierno” que está a 2,537 millones de años luz, en la galaxia Andrómeda.

 El hombre, levemente airado, dio un puntapié al vencido extraterrestre y, aquel cambió a la forma de Gloria Vélez. En eso llegaron las patrullas y una división especial de extraños agentes secretos; todo esto sería caldo de cultivo a la prensa, un festín sensacionalista para los creadores de contenido. Era mejor mantener la boca cerrada; el único “demonio de las estrellas” capturado, fue reservado para experimentos en algún laboratorio de las afueras de Nuevo México. Lo que había iniciado con desapariciones de estudiantes terminó siendo una invasión secreta. Y los Yah-Belkom tan escurridizos y enigmáticos no pudieron llevar a cabo su propósito: infiltrarse en la población para conquistar el planeta.

¿Qué salvó al planeta esa noche? Una pesquisa realizada por Artemio Valenti y Gloria Vélez. Aquella raza extraterrestre era vulnerable al cuarzo, con este conocimiento en su poder pudieron recuperar parte de la población de Puerto Aztur. Un informe clasificado del FBI enviado al gobernador de Puerto Aztur, al que el detective tuvo acceso, decía que los Yah-Belkom tenían un satélite invisible orbitando cerca de la Luna; a veces se desactivaba el escudo y podía verse su forma hexagonal carmesí. El universo guardaba secretos tan infinitos como cantidad de estrellas en la materia oscura. Pero Artemio siguió creyendo que no se trataba de extraterrestres.

AUTOR: DIONY SCANDELA (VENEZUELA)
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