Duerme debajo de una de las esquinas del puente. El cauce es fétido y mortecino. La cobija es maloliente. Toda la noche y todo el día respira pestilencias. En el metro cuadrado que tiene por cocina se ven dos ollas desgastadas, una cacerola con grietas en el borde y platos desportillados. Le echa sal a la comida con los dedos. La atmósfera aquí es pesada. Esta cañería es una ratonera. Sin embargo, esa ratonera es el cielo de los ratones. Y el de él. Al lado de la cabecera del puente peatonal acomodó su despensa. Está arruinada y vacía. Hay letreros y grafitis en los pequeños muros de redes eléctricas. Se llama José y tiene unos 45 años. El apodo de Máscara me lo confesó media hora después de la entrevista. Andrajoso y con signos de estar narcotizado, sonríe mal encarado. “Mechudo” y con muestras de no haberse lavado sus “mechas” durante días, se le ve muy feo. Nariz casi plana y labios cuarteados por el frío. Por momentos camina vago luciendo unos tenis de suelas rotas e intentando razonar entre las encías, bajo resacas y soporíferos. Cucarachas furtivamente excitadas acaban por repugnar en este sumidero. La escena corresponde a uno de los trayectos del río Fucha, debajo del cruce de uno de sus puentes. El río atraviesa la ciudad de Bogotá de oriente a occidente. Pura contaminación y vertimiento de basuras que José intenta disimular adornando el ecosistema con un arbolito Navideño a medio astillar. Figurillas de viejos pesebres, guirnaldas incompletas y metros de luces con lamparitas. No todas alumbran. Decoraciones que alguna vez sufrieron el rigor de ser basura y que estuvieron a punto de ser subidas al remolque. Como si la Navidad se le volviera respondona a Máscara. A pesar de todo, José le da un buen toque navideño al lugar con todas esas migajas. Habla bien de su decoración. Cien bombillitas titilan extendidas en las barandas del puente: _Vea su mercé, estas lucecitas son nuevas, las compré yo mismo con las monedas que me regala la gente que pasa por aquí. Le alcanza la imaginación para lucirse con sus adornos. Altavoces que reproducen la señal local de una estación de radio difunden cumbias y vallenatos, alegrando el paso de los transeúntes. No le faltó sino elevar globos y estallar bengalas. – No me alcanzan las monedas para eso, se queja. A pocos metros, ostentosas edificaciones custodian el caño con toda esa lujuria Navideña a la intemperie. Diciembrelatría pura. ¡Qué manera de apasionarse tanto con la Navidad teniendo hambre! Con un río nauseabundo, cucarachas sobre la almohada, ratas caminando por la cazuela y sin nada en los bolsillos. Es la tormenta social arrastrada por el Fucha. Este paisaje es una apestosa constelación de tufos y resplandores. Es hediondo, pero es la casa de Máscara, y la adora. Esto es miserablemente alucinante. **
AUTOR: JOSÉ LUIS RENDÓN (COLOMBIA)
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José Luís Rendón C. Nació en el Municipio de Argelia (Antioquia) – Colombia. Titulado como Profesional en Comunicación Social. Ha sido corresponsal de prensa alternativa independiente, cronista, periodista y locutor de radio. Cuentos: LEOCADIA, obra ganadora del primer puesto del concurso de cuento “Carrasquilla Íntimo” convocado por El Colegio de Jueces y Fiscales del departamento de Antioquia-Colombia y publicado en la revista Berbiquí. Cuento: EL MONSTRUO DE LA PLATANERA (inédito).
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