SERENDIPIA DOMINICAL – Columna de la escritora española Mónica Miquel Nieto – Encuéntrala cada domingo en el portal web (escritoresrebeldes.com) y en las redes sociales de Escritores Rebeldes.
SERENDIPIA DOMINICAL
DISTANCIA, REAL O INTANGIBLE
Por: Mónica Miquel Nieto (Barcelona – España)
Correo electrónico: mmiquelnieto@gmail.com
La distancia influye en nuestras vidas, pero a lo largo de la historia ha perdido parte de su importancia, gracias a la evolución de los medios de transporte. Existe, además, una distancia emocional, que afecta a nuestras vidas.

Según el diccionario de la Real Academia Española, podemos definir la distancia como “Espacio o intervalo de lugar o de tiempo que media entre dos cosas o sucesos”. Otra acepción de la distancia es “Alejamiento, desvío, desafecto entre personas”.
Al leer estas dos definiciones interpreto que la distancia puede dificultar las relaciones humanas, y así lo ha hecho a lo largo de la historia de la humanidad. Pensemos en las innumerables historias de amor que se han marchitado debido a la distancia. El hecho de no poder compartir el día a día, puede llegar a destruir a una pareja. Aunque es cierto que, en ocasiones, es la misma convivencia la que desgasta y acaba por hacer desaparecer ese mismo amor.
La distancia hace siglos suponía un impedimento mucho mayor que en la actualidad. Las personas tenían que desplazarse a pie, a caballo o en carro. Salvar distancias era algo más complicado y se requería más tiempo, tanto para transportar personas, como mercancías.
A lo largo de la historia, se establecieron diversas rutas de comercio, como la famosa Ruta de la Seda, el Camino de las Especias, la Ruta del Ámbar, la Ruta de la Nueva España. Estas rutas facilitaron el comercio y fueron utilizadas por miles de personas durante mucho tiempo.
La creación de las calzadas romanas supuso un gran avance, a nivel de transporte. Su función inicial era la de facilitar el avance y desplazamiento de las tropas romanas entre los territorios conquistados. Con el paso del tiempo las vías se convirtieron en una pieza fundamental para la administración del imperio, así como para el impulso del comercio terrestre.
Los transportes fueron evolucionando, aparecieron los coches, los trenes, los aviones, se mejoró el transporte marítimo. Las distancias se recorrían en menos tiempo y de forma más cómoda y asequible para todos.
La aparición de Internet, el uso de los móviles, el GPS y otros métodos que utilizamos para comunicarnos, han hecho que la distancia no suponga un impedimento para poder relacionarnos unas personas con otras, por muy distanciadas que estemos. El uso de diferentes idiomas, tampoco supone un problema insalvable, gracias a los traductores en línea de los que disponemos.
Con todo esto quiero dar a entender que, hoy en día, la distancia no supone un obstáculo, como sucedía en la antigüedad, aunque sigue influyendo, y mucho, en nuestras vidas.
Por otro lado, las personas podemos mostrar morriña, tristeza, melancolía, nostalgia, añoranza, al vernos alejados de nuestra tierra natal, de nuestro hogar. Esto les sucede a muchísimas personas, que deben abandonar su tierra a causa de guerras, desastres naturales, pobreza, por motivos laborales o de estudios. Cada persona es un mundo e infinitos son los motivos por los que alguien debe abandonar su hogar. Esta distancia o separación de sus raíces, de sus orígenes, de sus familias, es muy dura y difícil de superar y afecta psicológicamente a las personas que la viven. La distancia sigue siendo un factor a tener en cuenta e influye notablemente en nuestras vidas.
Hablemos ahora de otro tipo de distancia, no una distancia física y tangible, sino de la distancia emocional entre las personas. Creo que con el paso de los años esa distancia, en muchos casos, es mayor. Ahora os pongo un ejemplo. Imaginad la vida en la ciudad de hace tan solo unas cuantas décadas. Las personas conocían más a sus vecinos, se ayudaban unos a otros, conversaban diariamente. En los pueblos, las relaciones eran todavía más cercanas. Actualmente, hay personas que mantienen muchas relaciones con personas lejanas a través de las redes sociales y, en cambio, en la vida real, han disminuido sus interacciones con las personas que les rodean. Es mucho más complicado determinar los efectos de la distancia en las relaciones humanas.
Existen muchas formas diferentes de comunicarse, pero sigo pensando que nada puede sustituir a una interacción humana presencial. Pensemos en el tacto, el olor, la voz de las personas queridas. Todo eso, de momento, no ha podido ser sustituido por ningún avance tecnológico. La proximidad es indispensable y es la que nos produce mayor placer. Somos seres humanos, no máquinas.
Hace poco fui al aeropuerto a recibir al hijo de una amiga que estudia en el extranjero y pude ser testigo de muchos reencuentros. Era algo maravilloso poder observar los abrazos, las palabras de amor, las lágrimas derramadas y las sonrisas de alegría. La distancia sigue afectándonos y creo que lo seguirá haciendo, a pesar de lo mucho que puedan modernizarse los medios de transporte y de comunicación.
Las personas necesitamos la cercanía de nuestros seres queridos. Poder escuchar su voz directamente, mirarles a los ojos, abrazarles, besarles. Somos seres sociales y necesitamos poder demostrar nuestro amor en directo.
Una de las cosas que más me gusta de la Navidad son las reuniones familiares, la posibilidad de reencontrarse con familiares o personas amadas que viven lejos. Para mí ese es el auténtico espíritu navideño, las muestras de afecto y la posibilidad de compartir tu tiempo y tu espacio con las personas a las que quieres.
Así pues, amigos, aprovechad la cercanía de las personas que habitan en vuestro corazón, no desperdiciéis todos estos hermosos momentos de cercanía compartida.
Para acabar, tan solo desearos un muy feliz Año Nuevo a todos. Deseo que las distancias, tanto reales como emocionales, con vuestros familiares y amigos, tiendan a desaparecer en este próximo año 2025 y que podamos disfrutar de ellos en la amorosa calidez de nuestros hogares. No dejéis de reír, conversar, abrazar y besar a las personas que amáis.
No pongamos distancia donde no la hay o donde no debería haberla. Y, en caso de que no podamos evitar esa distancia, siempre podemos recordar al maravilloso Gabriel García Márquez: “En la distancia, nuestros corazones se abrazan con más fuerza, y el amor se convierte en el lazo que nos une”.
MÓNICA MIQUEL NIETO (BARCELONA – ESPAÑA)
© DERECHOS RESERVADOS AUTORA

Mi nombre es Mónica Miquel Nieto, mujer de 53 años, residente en Barcelona, escritora y poetisa.
Toda mi vida he sido una lectora empedernida, de todo tipo de libros, pero sobre todo de novela histórica, novela fantástica y poesía.
De pequeña gané algunos certámenes literarios y ahí quedó todo. No he dejado de escribir nunca, pero no fue hasta el confinamiento causado por la pandemia de Covid-19, cuando decidí intentar publicar mis obras.
Escribí a algunas editoriales hasta que, finalmente, la Editorial Alvi Books confió en mis posibilidades y se arriesgó a publicar 5 de mis obras. Al ser una persona absolutamente desconocida, es algo que les agradeceré siempre.
Participo en algunos grupos literarios de Facebook y he publicado en algunas revistas (Escritores Rebeldes, Las Alas del Cóndor, CLIVAR, Netrazol Literary Magazine…).
He colaborado con algunos poemas en el canal de meditación de Youtube e Instagram Medita i Respira.
También se han escuchado mis poemas y fragmentos de mis obras en programas radiofónicos, como por ejemplo en La hora de la verdad de TuradioValencia.com, La Enamorada Radio o Radio Alfa Omega de Mexico.
Mi intención es darme a conocer y conseguir lectores para mis obras publicadas. Hay una sexta obra en proyecto.
No dejaré de escribir, porque para mí el hecho de hacerlo, es tanto una necesidad como un placer.