Auténtico pavor es lo que sentía. Sandra tenía un miedo que la paralizaba. No soportaba estar sola, una siniestra sombra la acechaba. Allá donde iba, la perseguía, persistente. La sombra no le daba tregua, siempre a su vera, siempre con ella.
Temía a la luz, pues allí la esperaba. Temía a la noche, pues la acechaba inmersa en la oscuridad.
Sentía frío, temblaba. No se atrevía a dirigirle la palabra, no fuera caso que le respondiera.
No entendía qué había podido hacer para atraerla. Desde el mismo día del entierro de su tía Teresa, la sombra la perseguía.
Teresa había sido más que una tía para ella. Fue la que la crio hasta los cinco años. Estaba de baja por larga enfermedad y se ocupaba de ella, mientras sus padres trabajaban. Pero la sombra no tenía la silueta de su difunta tía, era una sombra masculina, mucho más alta y corpulenta.
Sandra estaba desesperada.
Por las noches, al meterse sola en su cama, se sentía como una niña con miedo a la oscuridad.
Durante el día, cuando no estaba acompañada o rodeada por otras personas, aunque fueran desconocidas, le sucedía exactamente lo mismo. El terror y la congoja hacían presa en ella.
Decidió acudir a la psicóloga y le relató todos sus temores. La doctora Guillén, le recomendó hablar con la sombra y preguntarle qué era lo que quería. No sabía si ella era la única que la veía, aunque imaginaba que así era, pues en la consulta de la psicóloga, también creyó verla asomándose tras un ficus. La doctora no vió nada. Sandra se preguntaba si no estaría volviéndose loca. Estaba muy preocupada por su estado mental. La doctora Guillén intentó tranquilizarla. La muerte de su tía era todavía muy reciente. Ya se vería más adelante, en caso de que persistiera su alucinación.
Esa misma mañana, Sandra había reunido el valor suficiente para intentar comunicarse con su perseguidora. Estaba sola en su dormitorio. La vió, muy quieta junto al armario.
– ¿Quién o qué eres? ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me persigues? -se atrevió a preguntar.
La sombra no reaccionó y permaneció inmóvil e impasible en el mismo lugar.
No había funcionado. Lo volvió a intentar en repetidas ocasiones con el mismo resultado. Nada, no hubo manera de comunicarse con ella.
Se acercaba la noche de Halloween y, aunque no tenía ni pizca de ganas de salir de fiesta, lo prefirió a quedarse sola en casa con su eterna compañera.
Salió con sus amigas de toda la vida. Se disfrazaron de vampiresas, nada original, por cierto, y fueron a bailar a una discoteca.
La verdad es que se achispó un poco, bailó y rio mucho y así consiguió olvidar su problema, al menos por unas horas.
Al llegar a casa y meterse, absolutamente agotada, bajo las sábanas, le pareció oír un ruido, como una especie de susurro o eco lejano.
Asomó la nariz por encima de las sábanas y allí estaba la sombra. Esta vez fue materializándose hasta que descubrió a un hombre de mediana edad. Se asustó mucho, pero también sintió curiosidad.
-Yo también la quería y la echo de menos.
Teresa era tu madre y yo tu padre. Ella no podrá descansar y reunirse conmigo hasta que no hables con tus padres legales y te cuenten toda la verdad. Hazlo, por favor, hija, hazlo por ella, por todos nosotros.
Dicho esto, la sombra se disolvió en el aire.
Sandra estaba alucinada. No pudo hablar con su tía antes de que muriera, estaba de viaje de negocios en la otra punta del país. Sandra era gerente de una empresa de transportes. No pudo asistir al velorio, tampoco a la misa. Llegó al cementerio justo cuando estaban haciendo descender el féretro hacia su destino final.
Quizás si hubiera podido hablar con ella, se lo hubiera podido confesar todo.
Se sentía muy molesta con sus padres,
¿Cómo habían podido ocultarle algo así?
Su tía Teresa era en realidad su madre y ese hombre, la sombra que la perseguía, había sido su padre y, por lo visto, amaba mucho a su tía.
Al día siguiente se dirigió a casa de sus padres para exigirles una explicación. Su madre, mejor dicho, su tía, se quedó muy sorprendida, se entristeció y más tarde le relató la verdadera historia de sus padres.
Teresa era la hermana menor de su madre. A los 14 se enamoró de un chico de su edad y comenzaron a salir en secreto. A los 16 se quedó embarazada. Quería casarse con Julián, su novio y seguir con el embarazo.
Julián no tenía trabajo ni había podido finalizar sus estudios. La familia de Julián era pobre y bastante tenian con poder subsistir. El chico se relacionaba con malas compañías. Decidió participar en un atraco para conseguir dinero para su nueva família. ¡Estaba tan enamorado de Teresa! Lo hubiera dado todo por ella y su futura hija.
En el atraco, todo salió mal y el dueño de la joyería que intentaron robar murió. Él no fue el culpable, pero de los cinco miembros del grupo, sí fue al único que pilló la policía. Al ser mayor de edad, le condenaron a 25 años de cárcel.
Teresa estaba destrozada. Su hermana mayor, Dolores, se ocupó de todo. No tardó en casarse con su novio de toda la vida, José, el supuesto padre de Sandra y decidieron adoptar a Sandra como si fuera su propia hija. Al fin y al cabo, el médico les dijo que no podrían tener descendencia, ya que José era estéril a causa de una enfermedad que padeció de niño.
El verdadero padre de Sandra murió en la cárcel. Un año antes de finalizar su sentencia le fulminó un cáncer de hígado. No llegó a saborear la libertad ni a poder recuperar a su Teresa, que siempre fue el amor de su vida.
El destino no quiso que pudieran disfrutar de su amor y ahora, tras la muerte, tampoco les permitía estar juntos, pues Teresa aún tenía asuntos pendientes. No le pudo confesar a Sandra que era su madre y que siempre la había amado con locura. Aunque eso, Sandra ya lo sabía. Siempre tuvo una relación muy especial y cercana con Teresa.
-Seguro que ahora mis verdaderos padres descansan en paz, al fin unidos para toda la eternidad – quiso creer Sandra.
En ocasiones, las sombras pueden ser de gran utilidad. Fue una suerte que durante la noche de Halloween su padre biológico hubiera podido comunicarse con ella.
Como veis, Halloween es una noche mágica que puede depararnos grandes sorpresas. Id preparándoos para el próximo Halloween. ¡Ya queda muy poco!
AUTORA: MÓNICA MIQUEL NIETO (BARCELONA – ESPAÑA)
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Mi nombre es Mónica Miquel Nieto, mujer de 53 años, residente en Barcelona, escritora y poetisa.
Toda mi vida he sido una lectora empedernida, de todo tipo de libros, pero sobre todo de novela histórica, novela fantástica y poesía.
De pequeña gané algunos certámenes literarios y ahí quedó todo. No he dejado de escribir nunca, pero no fue hasta el confinamiento causado por la pandemia de Covid-19, cuando decidí intentar publicar mis obras.
Escribí a algunas editoriales hasta que, finalmente, la Editorial Alvi Books confió en mis posibilidades y se arriesgó a publicar 5 de mis obras. Al ser una persona absolutamente desconocida, es algo que les agradeceré siempre.
Participo en algunos grupos literarios de Facebook y he publicado en algunas revistas (Escritores Rebeldes, Las Alas del Cóndor, CLIVAR, Netrazol Literary Magazine…).
He colaborado con algunos poemas en el canal de meditación de Youtube e Instagram Medita i Respira.
También se han escuchado mis poemas y fragmentos de mis obras en programas radiofónicos, como por ejemplo en La hora de la verdad de TuradioValencia.com, La Enamorada Radio o Radio Alfa Omega de Mexico.
Mi intención es darme a conocer y conseguir lectores para mis obras publicadas. Hay una sexta obra en proyecto.
No dejaré de escribir, porque para mí el hecho de hacerlo, es tanto una necesidad como un placer.