Leonor González Mina, nacida en Jamundí, Valle, el 16 de junio de 1934, murió en la mañana del miércoles 27 de noviembre a sus 90 años. La noticia de su muerte se conoció en horas de la mañana del miércoles 27 de noviembre. La artista inmortalizó el tema ‘Yo me llamo cumbia’
La cantante colombiana, una de las más importantes del país, fue de las pocas artistas colombianas que cantó en un auditorio en París, Francia. Eso le abriría las puertas del sello discográfico Sonolux para grabar su primer trabajo musical titulado Cantos de mi tierra y de mi raza.
Leonor González Mina, conocida como La Negra Grande de Colombia, falleció a los 90 años, dejando un legado imborrable en la música y la cultura colombiana. Su carrera comenzó en 1964 con la grabación de su primer disco, Cantos de mi tierra y de mi raza, bajo el sello Sonolux, gracias al impulso del director artístico Hernán Restrepo Duque, que también le otorgó su famoso apodo. González Mina se destacó por su interpretación de canciones del litoral Atlántico y Pacífico, ganándose un lugar especial en el corazón de los colombianos.
González Mina debutó como cantante en París mientras formaba parte del Ballet Folclórico de Delia y Manuel Zapata Olivella. Su talento la llevó a recorrer varios países durante la década de 1970, consolidándose como una de las vocalistas colombianas más reconocidas internacionalmente, con giras por Venezuela, Chile, Costa Rica, México, Estados Unidos y Europa, según el investigador José I. Pinilla.
En 1975, participó en el Festival de la OTI con la canción Campesino de Ciudad, de Eduardo Cabas y Alfonso de la Espriella, obteniendo el primer premio en la categoría de Intérprete. Su repertorio incluye temas emblemáticos como Mi Buenaventura, El alegre pescador y Yo me llamo Cumbia.
Además de su carrera musical, González Mina también incursionó en la actuación, ampliando su influencia en la cultura colombiana.
A lo largo de su trayectoria, recibió numerosos reconocimientos, como el título de mejor artista de Colombia en 1975 por el diario El Tiempo, la condecoración Andrés Bello del Gobierno de Venezuela en 1978, y la Orden Simón Bolívar del Gobierno colombiano en 1980. Su contribución a la difusión de la música del Pacífico colombiano ha sido fundamental.
Después de un periodo de semirretiro dedicado a la política, regresó a los escenarios en 2004 a petición de su amiga y colega Chavela Vargas, quien la invitó a un concierto en Bogotá. Desde entonces, volvió a grabar y presentarse en vivo, siendo galardonada en 2016 con el premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura. Actualmente, disfrutaba de su retiro en Cali.
El legado de Leonor González Mina perdura en la música y la cultura de Colombia, siendo recordada como una figura icónica que llevó la riqueza de su tierra a escenarios internacionales.
LEONOR GONZÁLEZ MINA: LEGADO DE VERSATILIDAD EN LA MÚSICA Y LA TELEVISIÓN COLOMBIANA
Leonor González Mina, dejó una huella imborrable en la música y la televisión colombiana. A lo largo de sus 70 años de carrera artística demostró su versatilidad y talento, tanto en el canto como en la actuación.
La Negra Grande De Colombia debutó en el prestigioso Teatro Olympia de París, lo que marcó el comienzo de una trayectoria llena de éxitos.
Encontró en la naturaleza su primera escuela de canto. Las aves del lugar fueron sus maestras, y una mirla en particular la visitaba cada mañana para enseñarle nuevas tonalidades. Esta conexión con la naturaleza le permitió desarrollar una habilidad única para manejar los tres registros vocales femeninos: soprano, mezzosoprano y contralto.
En televisión, sus personajes más queridos fueron “Hipólita”, la nana del libertador Simón Bolívar en la serie Revivamos nuestra historia, y Zenobia en la versión original de Azúcar, dirigida por Carlos Mayolo.
Su experiencia en la actuación también incluyó haber trabajado con el reconocido director Bernardo Bertolucci, quien elogió su capacidad para interpretar personajes con autenticidad.
A lo largo de su vida, Leonor González Mina enfrentó la discriminación racial, pero siempre valoró su identidad y su herencia afrocolombiana. Lo que la convirtio en un símbolo de orgullo para el país.
FUENTE – AGRADECIMIENTO
Infobae
Nota Original – Frank Saavedra
Bogotá – Colombia
Equipo Escritores Rebeldes