En el año 80.000 de nuestra era, la Tierra había experimentado transformaciones inimaginables. Tras eras de cataclismos y resurgimientos, la humanidad había evolucionado hacia una sociedad equilibrada con la naturaleza y la tecnología. En este mundo, la arqueóloga Áurica «Luz de Estrella» Adams descubrió una antigua cápsula de estasis que según sus análisis correspondía a la década de 80s del siglo XXI, conteniendo un grupo de individuos congelados desde aquella época lejana. Áurica era conocida por su pasión por desentrañar misterios del pasado. Al descubrir la cápsula, sabía que necesitaba ayuda. Para esto, llamo a Alan «Sombra» Brooks, un historiador especializado en el mundo antiguo, y Ava «Viento Solar» Reyes, una ingeniera biomimética con conocimientos avanzados en tecnología y biología.
«Este hallazgo puede cambiar toda nuestra comprensión del pasado,» dijo Áurica mientras examinaban la cápsula en su laboratorio. La cápsula, enterrada durante cientos de milenios, estaba sorprendentemente bien conservada. Los tres comenzaron el proceso meticuloso de analizar y finalmente despertar a los durmientes que estaban en su interior. Mientras trabajaban, descubrieron que los durmientes eran científicos y líderes que intentaron preservar la esencia de la humanidad en caso de un futuro incierto. Olivia «Espejo del Tiempo» Clarke, una de los durmientes y clave para comprender el pasado, fue la primera en despertar. Sus ojos se abrieron con asombro y confusión mientras observaba el mundo transformado que la rodeaba.
«¿Dónde estoy?» preguntó Olivia, con una voz que revelaba tanto miedo como curiosidad.
«Estás en el año 80.000,» explicó Alan con suavidad. «Has estado en estasis durante milenios. Somos científicos.»
Áurica, Alan y Ava trabajaron pacientemente durante los días para ayudar a Olivia a adaptarse a esta era. Olivia compartió sus recuerdos y conocimientos, revelando cómo su equipo había anticipado un cataclismo y se había preparado para preservar la humanidad en la cápsula. Sin embargo, la noticia del hallazgo se difundió rápidamente, atrayendo la atención no solo de otros científicos y académicos, sino también de aquellos con intenciones más oscuras. Eli «Rayo» Thompson, líder de un grupo disidente, vio en la cápsula una oportunidad para alterar el curso de la historia y tomar el control de la nueva sociedad, al encontrarse no tan solo con individuos de una era lejana, sino también con tecnología. Eli y sus seguidores planeaban robar las cápsulas para manipularlas y sacarles provecho a su favor. Cuando Áurica y su equipo se enteraron de los planes de Eli, comprendieron la gravedad de la situación. No solo tenían que proteger la cápsula, sino también asegurarse de que la historia no fuera alterada de manera irresponsable.
Una noche, mientras el equipo discutía sus descubrimientos en el laboratorio, la alarma sonó. Los disidentes habían irrumpido en las instalaciones. Eli, con una mirada decidida, lideraba el ataque.
«¡No podemos permitir que se lleven la cápsula con sus ocupantes!» exclamó Ava, preparándose para defender el laboratorio.
Áurica, Alan y Ava les hicieron frente al grupo de disidentes para proteger valientemente su descubrimiento y a Olivia, una testigo viva de uno de tantos errores cometidos en el pasado lejano. La confrontación fue intensa, pero el equipo de Áurica estaba decidido a evitar que Eli cambiara y usara a los durmientes y su tecnología para su provecho. Durante la contienda, Olivia, a pesar de su desconcierto inicial, decidió tomar parte en la acción. Recordando su entrenamiento y habilidades, se unió a la defensa de sus compañeros.
«Esto no es lo que esperaba para el futuro,» dijo Olivia mientras ayudaba a repeler a los atacantes. «Pero no permitiré que se destruyan.»
Con rifles de plasma y astucia, lograron repeler a los disidentes. Eli, al ver que su plan había fracasado, huyó, jurando amenazando con regresar con más fuerza. Tras la batalla, Áurica, Alan y Ava sabían que tenían que tomar medidas para asegurar la cápsula y proteger a los durmientes. Decidieron trasladar la cápsula a una ubicación más segura y continuar su investigación en secreto.
«Debemos aprovechar para aprender del pasado sin permitir que sea usado para destruir el futuro,» dijo Áurica con determinación.
Con Olivia ahora completamente despierta y colaborando con el equipo, comenzaron a desentrañar más secretos de la cápsula. Olivia compartió detalles sobre los desafíos que enfrentaron la humanidad en el siglo XXI y cómo su equipo había trabajado para preservar el conocimiento y la cultura de la época.
«Aunque el mundo ha cambiado tanto,» reflexionó Alan, «las lecciones del pasado siguen siendo vitales.»
La relación entre los durmientes y los científicos se profundizó, creando un puente entre las eras. Juntos, comenzaron a reconstruir la historia perdida, comprendiendo cómo las decisiones y sacrificios del pasado habían moldeado el mundo que conocían. La amenaza de Eli y su grupo disidente persistía, pero Aurora, Alan, Ava y Olivia sabían que, unidos, podían enfrentar cualquier desafío. La cápsula, más que una reliquia del pasado, se convirtió en un símbolo de esperanza y resiliencia.
El renacimiento del sol en el horizonte anunciaba un nuevo día. Áurica, observando el amanecer, sintió una renovada esperanza. «Podemos aprender del pasado,» dijo, «y juntos, construir un futuro donde la humanidad finalmente prospere en armonía.»
Así, en el año 80,000, una nueva era de descubrimiento y cooperación comenzó, entre los científicos del futuro lejano y la intrépida mujer que despertó en aquella era, iluminando el camino hacia un futuro. Ya con Olivia, a pesar de que no sufría del efecto del congelamiento, que era una amnesia parcial, el cual podía acordarse de que la cápsula estaba programada para despertarla a ella primero, como líder del proyecto criogénico, pero no la hacía recordar el procedimiento técnico para despertar a sus compañeros, lo cual era vital, ya que un intento de proceder en forma errática podía terminar arruinando el cerebro de los durmientes para terminar siendo vegetales y posiblemente morir antes de ser despertados.
Mientras Alan ayudaba a Olivia con tratamientos psicológicos para recordar ese conocimiento, un disidente se había infiltrado en la instalación secreta e intenta despertar a los durmientes, apretando algunos botones en forma indiscriminada, llevando a los riesgos ya descritos. En ese instante, Ava se da cuenta de lo que hace el infiltrado y forcejea con este para evitar llegar a un mal peor, pero la cápsula corre una programación en la que calienta los lugares donde están los durmientes, esta programación puede hacer que los durmientes mueran quemados. Así, Olivia se acerca lentamente a la cápsula y aprieta unos botones en ella, volviendo la cápsula a una temperatura que los mantiene seguros.
Ava entrega a la disidente infiltrada a la seguridad de la instalación, Áurica se reúne con Olivia y el resto del equipo, sorprendida por cómo Olivia solucionó asertivamente la crisis, pero de ella salió una gran reflexión: “La amnesia de Olivia y esta situación nos enseña que nuestra época no está lista para los durmientes, necesitamos tiempos y hasta que Olivia, no recuerde el procedimiento adecuado, debemos cuidar bien de sus compañeros”.
Todos de manera tacita asintieron y están de acuerdo con esta afirmación.
Una noche, mientras Olivia dormía, sentía una microvibración eléctrica de su chip implantado en su cerebro, puesto antes de su criogenización, esta pieza electrónica la inducía a un sueño donde una misteriosa presencia le decía: “Espera que sea el momento correcto y cuando eso pase, sabrás para qué fueron congelados…”.
AUTOR: FRANCISCO ARAYA PIZARRO (CHILE)
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Francisco Araya Pizarro. Nacido en 1977 en Santiago de Chile, Artista Digital, Diseñador Gráfico Web, Asesor en Marketing Digital y Community Manager para empresas privadas y ONGs asesoras de las Naciones Unidas, Crítico de Arte, Cine, Literatura, además de Investigador. Y Escritor de Ciencia Ficción, donde en su blog comparte sus relatos cortos en: www.tumblr.com/franciscoarayapizarro