La escritora colombiana Gina Soto Carvajal con su relato El Gran Acuerdo, fue la ganadora de la Convocatoria XXIII de tema libre de Factor Literario. Esté certamen conto con la participación de más de 850 cuentos de diferentes autores hispanoamericanos.
EL GRAN ACUERDO
En este tiempo hubo una conversación entre San pedro y una perra llamada Chanel
Él se le presento a ella y le dijo:
-Hola Chanel, ¿cómo estás?
Ella le contesto: -Hola viejito, ¿cómo van las cosas en el cielo?
Él respondió: -No muy bien, pensando en el destino de los hombres acá en la tierra.
Ella bajo la cabeza y dijo: -Ya lo se. Cometen muchos errores, aceptando con su cabeza.
San Pedro continúo hablando: -Es precisamente de eso que vengo a hablarte. A tu familia se le vienen malos tiempos y me va a tocar venir por uno de ellos. Al parecer es una enfermedad que se acerca.
Ella muy abrumada contesto: -No, no, no puede ser, no lo permitas por favor. Viejito me niego, debe ser una broma muy pesada. Quédate quieto viejito, eso no me gusta.
Entonces él le dijo seriamente: -Chanel esa enfermedad llegara y no la puedo evitar, lo lamento no puedo impedirlo.
Ella hizo un minuto de silencio y luego le dijo, -¿Qué puedo hacer? Yo no quiero eso, por favor, ¿qué puedo hacer por ellos?
Él la miro detenidamente y le pregunto: -¿Harías lo que fuera por ellos?
Ella contesto: -Desde luego que sí, yo daría mi vida por ellos.
Él la miro con misericordia y le dijo: -¿Sabes? Si tú logras pasar por todo lo que ese miembro de tu familia pasaría, ¿tú lo resistirías?
-No me importa, yo haría lo que fuera por ellos – Respondió Chanel
Entonces él le toco la cabeza y le dijo: -Entonces que se respete este acuerdo.
Chanel musito: -así será.
Él la observo y le dijo: -oye Chanel, ¿por qué los amas tanto?
Ella le respondió: -nunca olvidare todo lo que esa familia ha hecho por mí, especialmente mi amita. Ella me ha querido desde que estaba embarazada de su cachorro humano, a quien quiero con mi toda mi alma. Ella me cuido y hasta en su cama me permitía dormir. Todas las noches mis patas limpio, y este tiempo ella me ha alimentado y muy bien me ha tratado. A todos los quiero. No puedo olvidar mis travesuras que ella consintió, hasta aquella puerta de vidrio que se partió y ella en esa cirugía también me asistió. Encontrarme con esa familia fue la vida que Dios me regalo.
Él entonces sonrío y se marchó.
Pasaron los días y todo en la casa se tornó muy pesado. Fueron días difíciles para todos. No había comida para los perros. La ama mayor les compartía las sobras a los tres, porque vivía con Conan el perro mayor y Lulu la perrita menor. Yo la cuidaba como si fuera mi hija y era realmente muy traviesa. Cuando nos daban esas sobras
Conan decía muy despectivamente: -Yo no voy a comer eso, prefiero morir de hambre.
M´pas yo le decía a la pequeña Lulu. -Debemos comer lo que nos den. Hay que ayudar a nuestros amos. Esto pasara. Y Lulu se comía absolutamente todo.
Pasaron los días y Chanel empezó a sentirse mal, pero no decía nada, su malestar se lo aguantaba. Se le aumentaron las hormonas y Conan estaba al acecho. Chanel le enseñaba los deberes a Lulu: -Debes ser obediente, no salgas a la calle, come todo lo que te den en casa y no hagas tanto escándalo. Debes cuidar de nuestro cachorro humano. No dejes que se le acerque ningún extraño. Yo, en cambio, no podré evitar mucho tiempo al viejo Conan. Creo que de esta no me salvo.
En un momento en que los amos se descuidaron y a pesar de los ladridos de Lulu avisando lo que sucedía pudieron salvar a Chanel de la “montada” del viejo Conan.
Después de varios días de este suceso y a pesar de las advertencias del veterinario, sus amos decidieron ponerle la vacuna para evitar el embarazo de Chanel, lo cual fue otro error grave que ellos cometieron.
El destino de Chanel estaba marcado. Su útero decidió cerrarse. Pasaron los días y ella se sentía muy mal. No quería comer, en la noches la asaltaba la fiebre y no quería ya ladrar.
Una noche la visito San Pedro y le dijo nuevamente: -Estas segura de seguir. ¿cómo vas?
-ella le contesto: -Bien viejito, nada que no logre aguantar.
Él le dijo: -Pero. veo que tienes inflamadas las piernas. Te ves cansada.
-No, no. estoy bien no te preocupes – Chanel exclamo.
Él replico: -Pero te duelen las coyunturas, tienes comprometido tu sistema hepático y tus riñones no están bien, y ese embrión que llevas adentro no tiene vida. ¿Qué piensas hacer? Tienes la hemoglobina baja. Si quieres puedes retractarte de este acuerdo.
-No, no viejito. Estoy bien. Aguantaré todo esto por mis amos. Contesto ella muy decidida.
Entonces él solo se limitó a decir: -Bueno Chanel, cada uno tiene libre albedrío para escoger su destino. Ya me voy.
Ella le contesto: -Chao viejito, nos vemos luego.
Pero San Pedro se devolvió y le pregunto: -Chanel, ¿los amas tanto como para dar la vida por ellos?
Ella respondió: -sí, yo no olvido las lágrimas de mi amita por mí, cuando me accidente. La llevo marcada en mi corazón. No quiero que llore por mí. Solo quiero que llore de felicidad cuando vea a su cachorro jugar, caminar, bailar. Quiero su alegría y su bienestar.
San Pedro entendió y se marchó.
Pasaron los días y los amos por fin se pusieron de acuerdo y la llevaron de urgencia al gran hospital. Allí decidieron operarla de inmediato. Chanel se despidió de su ama viendo sus ojos aguados en llanto. No quería verla así. Había dejado su cachorro para llevarla a ella al hospital y eso era algo que no podía olvidar y desde su corazón le decía a Dios: -Cuídalos mucho Diosito y así entro al quirófano donde la invadió un profundo sueño.
Cuando Chanel despertó fue a San Pedro a quien vio. Él le pregunto: -¿Cómo te sientes Chanel?
-Bien viejito, respondió Chanel, solo con un leve dolor en el pecho, pero no quiero que mis amos me encuentren dormida.
San Pedro le dijo: -Pero si ya estas dormida Chanel
Ella contesto: -Es cierto viejito, como se ve todo lindo acá arriba, que tranquilidad y que paz se respira. Que bien huele todo, ¿verdad viejita?
y él le contesto sonriendo: -Es verdad Chanel.
AUTORA: GINA SOTO CARVAJAL (COLOMBIA)
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Gina Soto Carvajal. Nací el 04 de octubre de año 1969 en Bosconia, Departamento del Cesar, Colombia.
Creció en la ciudad de Cartagena (Bolívar), de dónde se considera hija adoptiva. Alegre y amante del romanticismo, escritora de cuentos infantiles y mucho más, madre de tres hijos y apasionada por la escritura.
En marzo de 2024 partición en la XVI Convocatoria Cuento Factor Literario donde resulto ganadora con su cuento El Tío Salomón y su Bigote de Brocha.