En un futuro cercano, donde la realidad y la tecnología se entrelazan en formas desconcertantes, Erin, una joven atrapada en la rutina de la vida cotidiana, comienza a experimentar eventos perturbadores que ponen en duda su propia existencia.
Todo empieza con un sueño extraño…
Todo comienza cuando Erin se encuentra en un parque, disfrutando del atardecer. Los últimos rayos del sol acarician su piel, mientras se sumerge lentamente en el sueño. De repente aparecen dos figuras desconocidas, son técnicos vestidos con trajes metálicos y sin rostros visibles. Se acercan sigilosamente. Con frialdad y precisión, le abren una abertura en la espalda y le insertan una caja metálica en la espalda. Erin siente el frío del metal penetrando su piel, pero está atrapada en su sueño, incapaz de moverse o gritar. Los técnicos desaparecen justo antes de despertar. Desorientada, despierta en el mismo parque donde se había dormido, el sol ya desvaneciéndose en el horizonte. Su respiración se acelera. Nerviosa, se apresura a regresar a su apartamento. De vuelta en su pequeño espacio minimalista, la sensación de inquietud no desaparece. Los días pasan y algo parece fuera de lugar en su entorno. Los objetos en su casa parecen moverse ligeramente, los reflejos en las ventanas cambian de forma imperceptible, como si la realidad misma fluctuara a su alrededor. Al principio, Erin lo atribuye a la falta de sueño, al estrés de su día a día o/a simples ilusiones ópticas. Pero conforme el tiempo avanza, las fluctuaciones se intensifican. Las paredes parecen ondular como agua en movimiento sobre una pileta, y las luces parpadean a ritmos inusuales.
Erin siente que todo esto es producto del día a día y decide descansar. En la seguridad de su hogar. Se recuesta en el sofá; observa por la ventana algo imposible: en el exterior, donde debería estar el tranquilo vecindario, aparece un vibrante salón de baile. Jóvenes bailan al ritmo de una música que ella escucha. Puede sentir la energía vibrante que emana de la escena. De repente, las luces de su casa se apagan. El oscuro silencio que sigue es roto por la presencia de alguien más. Siente una presencia detrás de ella y, al girarse, se enfrenta a una versión idéntica de sí misma. Pero esta otra tiene una mirada vacía, fría, casi mecánica. El pánico la invade. Sin pensarlo, Erin sale corriendo de su apartamiento, tomada por el miedo, atraviesa el umbral de la puerta de su sala y, sorprendentemente, se encuentra en medio de la pista de baile de la discoteca que había visto desde su ventana. La música retumba en sus oídos, y la realidad misma parece desintegrarse a su alrededor. En medio del caos de la pista de baile, Erin ve a dos figuras que destacan entre los demás. Una mujer con ojos brillantes, cuyas pupilas parecen contener galaxias en movimiento, la observa con una mirada cargada de conocimiento cósmico. Junto a ella, un hombre de piel oscura con ojos albinos, que parecen penetrar directamente en su alma, le dedica una sonrisa demoníaca.
El terror se apodera de la mujer. Las luces de la discoteca parpadean, las sombras se alargan, y todo parece caer en el caos. El aire se siente pesado, irrespirable. Finalmente, sucumbe y pierde el conocimiento.
Al despertar, se encuentra nuevamente en su cama, sudando y temblando. La experiencia se sintió demasiado vívida para ser solo un sueño. Sin embargo, una claridad la golpea de repente: recuerda haber estado en una discoteca con sus amigos la noche anterior. Un desconocido le ofreció una bebida, y justo después de beberla, su memoria se vuelve borrosa. ¿Fue todo una alucinación inducida por una droga? Con el cuerpo tembloroso, Erin se levanta y camina hacia el espejo de su baño. Al girarse, siente algo extraño en su espalda. Levanta su camisa y, para su horror, descubre una pequeña cubierta metálica en la base de su columna, con una luz parpadeante en el centro. Es real. La caja del sueño está ahí, en su cuerpo. ¿Pero cómo? Aterrorizada y confundida, decide buscar respuestas. La única persona que cree que puede ayudarla es Jake, un hacker rebelde que opera en la clandestinidad. Jake ha sido su confidente desde hace años, alguien con conocimientos profundos sobre la tecnología y sus límites. Cuando Erin le cuenta su sueño, Jake la escucha con atención.
—»Esa caja en tu espalda… no es un implante ordinario» —dice, mostrando en su pantalla un archivo clasificado—. Es un dispositivo de control, utilizado por ciertas para manipular la percepción de la realidad… Pero esto… es mucho más avanzado.
Juntos, suponen que la caja es parte de un experimento clandestino de manipulación de la conciencia, dirigido por una entidad poderosa que busca controlar no solo la percepción individual, sino también la estructura misma de la realidad. Ella es solo una de las muchas personas atrapadas en este experimento, y aquellos que lo controlan son casi omnipotentes. Desesperada por respuestas, Jake la pone en contacto con el Dr. Malcom Weaver, un científico renegado que solía trabajar en este tipo de proyectos antes de dejarlo. Weaver, un hombre cansado y asediado por los fantasmas de su pasado, les revela la verdad aterradora: la caja en la espalda de Erin no solo manipula su percepción del mundo. También le otorga acceso a un universo alternativo, donde las leyes de la física y la realidad son maleables.
—»¡Están jugando a ser dioses!» —dice Weaver—. Están creando nuevas realidades y están empezando contigo.
Erin siente una sensación de ahogo en su cuerpo cuando ve que está atrapada en un juego metafísico y tecnológico más allá de su comprensión. Se cuestiona; su vida ha sido manipulada, y ahora descubre que tiene el poder de influir en realidades enteras. Pero este poder tiene un costo. Cada vez que utiliza la caja para acceder a una nueva dimensión, pierde una parte de sí misma. Su identidad se disuelve lentamente, fusionándose con las múltiples versiones de ella misma que existen en otras realidades. La desesperación crece en su interior. ¿Cómo luchar contra fuerzas que están controlando el mismo tejido de la existencia? A medida que Erin hace el esfuerzo de recuperar su cordura, medita, los seres que antes encontró en la discoteca —la mujer cósmica y el hombre de ojos albinos— reaparecen. No son solo alucinaciones; son entidades que habitan en estas realidades, guardianes de los límites de estos mundos. En la medida que dialoga con estos misteriosos personajes, ellos no mueven sus labios. Se enfrenta a la verdad; Erin se ve enfrentada a tomar una decisión: destruir la caja y arriesgarse a desaparecer para siempre, o aceptar su destino como la guardiana de los umbrales entre las realidades. Las voces de los seres la rodean, instándola a tomar el control, a aceptar el poder que se le ha otorgado. Pero Erin, temerosa de perder lo que queda de su humanidad, toma una decisión inesperada.
Inserta la caja en su espalda una última vez. Pero en lugar de acceder a otra realidad, se introduce en el núcleo del sistema, hackeando su propia existencia con su mente. Lo que sigue es un borrón de sensaciones: caos, luces, gritos y finalmente, silencio.
Cuando todo se desvanece, se encuentra de nuevo en el parque, bajo los últimos rayos del sol. Pero esta vez, no hay caja en su espalda, ni sombras acechando. Su realidad ha sido reiniciada.
AUTOR: FRANCISCO ARAYA PIZARRO (CHILE)
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Francisco Araya Pizarro. Nacido en 1977 en Santiago de Chile, Artista Digital, Diseñador Gráfico Web, Asesor en Marketing Digital y Community Manager para empresas privadas y ONGs asesoras de las Naciones Unidas, Crítico de Arte, Cine, Literatura, además de Investigador. Y Escritor de Ciencia Ficción, donde en su blog comparte sus relatos cortos en: www.tumblr.com/franciscoarayapizarro