Le debemos una disculpa a nuestra comunidad literaria y solidaria, a todos ustedes, mujeres y hombres, que con buenas intenciones y apoyo irrestricto nos han acompañado a convertir un sueño individual en una valiosa realidad colectiva: ESCRITORES REBELDES. Gracias a la benevolencia de las fuerzas que dominan el universo, volvimos del Hades, mucho más sabios, honestos, visceralmente sinceros y humildes ante la lección que nos dio la naturaleza: somos demasiado pequeños, efímeros en las certezas… Valiosos, con poderes limitados; pero hijos del amor que nos permite lograr imposibles.
Hace dos meses por motivos de urgencia y flaqueza del cuerpo, tuve que suspender la aparición de las publicaciones en nuestros portales y redes. El equipo editorial, en solidaridad, asumió el compromiso de esperarme. ESCRITORES REBELDES, me dijeron, habla de solidaridad, de entereza y paciencia, las palabras tuvieron la gallardía de caminar despacio y eso no podré pagarlo jamás.
El silencio es una poderosa llave para entender, no lo que extrañamos, sino lo que queremos, el amor se siente cuando nos separamos, nunca en hastío, por eso la ausencia se unió a la enfermedad para atormentar mi alma. Las ganas de volver que brindó este silencio a la fuerza son las que me tienen una vez más en esta batalla de flores.
Nuestro proyecto nació con el convencimiento de que duraría muchos años y este continúa siendo mi mantra de vida, la ilusión que se renueva; sin embargo, olvidamos el poder de la lección y los obstáculos que esta nos presenta y caemos en la cuenta que la mayoría de veces no estamos preparados para enfrentar sus consecuencias. Somos optimistas por naturaleza u omisos por vicio… Dejo a ustedes la elección del axioma.
Pecamos por creernos inmortales y pensar que los problemas del mundo le parten el destino a los demás, que somos inmunes y nunca nos tocará la peste de los días grises. La vida besa rico muy pocas veces, no castiga, enamora nuestras flaquezas y nos hace cotidianos, ese es el rollo…
Sufrí el ”traicionero ataque” de una enfermedad que me acompaña desde hace mucho, y creí que éramos tan cercanos y respetuosos como para no acudir a la puñalada trapera; (yo no buscaba cura definitiva y ella no me mataba tan rápido) pero lo que jamás pensé fue que se manifestará con la rudeza alevosa con que lo hizo. Estuve varios días en coma y al despertar vi como el destino me hizo un títere: sufrí la amputación de una de mis piernas, quedé atado, quizá por muchos años, a practicarme varios días a la semana un procedimiento médico que es invasivo, asfixiante y esencial. Todo lo bello de mi vida se detuvo, incluido ESCRITORES REBELDES, la ventana para verlos y leerlos.
Afortunadamente, con uno que otro altibajo dándome cocotazos en la escasa paciencia, y gracias a Dios, he ido ganándole la partida a las nefastas predicciones médicas que pintaban una recuperación lenta y casi imposible.
Sale el solecito y conforta esta historia: en mis días de convalecencia, entendí, después de muchas lágrimas, que una silla de ruedas en vez de una prisión se puede convertir en una compañera de vida y en la herramienta para recoger sueños encallados, ayuda a adaptarlos y permite retomar la lucha para hacerlos realidad.
Aprovecho estas líneas para agradecer a María Inés, mi Madre, una mujer sin edad y con una fe, valentía y fuerza inquebrantables. A mi tía Rosa Helena, dueña de una extrema paciencia y cariño, a mis tíos Agustín, Antonio, Jorge, Pablo, Ricardo; a mis tías políticas Dora Orjuela, Gloria, Leonor, Mercedes; a mis primos Constanza, Dora, Esneda, Esperanza, Estela, Lilia, Luisa, Marta, Mariela, Olga, Patricia, Silia, Iván, Julian, Mario, Rubén, William; a Pablo y Ana María Beltrán.
También a mis amigos y hermanos: Alejandro, Andrés, Fernando, Giovanni, Javier, José, Luis Antonio. A Claudia Marcela. Atesoro que se tomen el tiempo de visitarme, de apoyarme con sus palabras, con sus oraciones, cariño y abrazos cuando he sentido desfallecer. Han sido ustedes la luz en ese oscuro túnel y el bálsamo que ha curado los dolores físicos y del corazón.
Agradezco igualmente los mensajes de apoyo de muchos miembros de esta comunidad, los cuales recibo y atesoro con todo el cariño.
ESCRITORES REBELDES vuelve y el objetivo sigue intacto: promover con alegría y trabajo a los creadores, los lectores, la cultura, la Literatura, las artes, el placer de ayudar y unirnos para hacernos invencibles. Volvemos con nuevas secciones, diseño impecable y la garantía de tener medidas contingentes que apoyen el desarrollo del equipo que hace posible esta publicación ante cualquier eventualidad y garanticen que ESCRITORES REBELDES no se detendrá de nuevo. Así será por siempre jamás…
Aprovecho para informarles que en los próximos días estaremos haciendo el lanzamiento oficial del Poemario “Mujer, Secretos De Un Corazón” de la escritora colombiana Gina Soto Carvajal, el cual se retraso en su salida debido a la situación descrita con anterioridad.
También agradezco a la ALCADÍA MAYOR DE BOGOTA, la ALCADÍA DE SUBA y la FUNDACIÓN PROPAÍS, quienes a través del programa IMPULSO LOCAL otorgaron a ESCRITORES REBELDES un subsidio con el cual renovamos nuestros equipos de cómputo y comunicaciones. Invitamos a los emprendores bogotanos a acercarse a las Alcaldías de sus localidades y participar en los diferentes programas que se ofrecen.
Un saludo de corazón, amigos.

Carlos Eduardo Rodríguez – Munevar. nació en Bogotá (Colombia). Creador del Espacio Digital Escritores Rebeldes. Director Ejecutivo y Comercial. Encargado del manejo de los Portales y Redes Sociales.
Comentario a LA REBELDIA DE CREER QUE SE ES INMORTAL. Estimado Carlos Eduardo, a pesar de no conocerlo en persona, percibo un alma pura y un trabajador incansable, amante de las letras escritas, un apasionado que, a pesar de la enfermedad o las circunstancias adversas no ha perdido las ganas de seguir en este maravilloso proyecto de ESCRITORES REBELDES. Para usted mis mejores deseos y mi admiración absoluta.