Lo reconocí por esa voz ancha y sonora que parece salida de la ronquera del río. Tiene 53 años, es alto, gordinflón, mejillas encendidas y cabello crecido blanquecino. Es desenvuelto, sereno y un compinche decente y querido. Las únicas dos amistades que tiene podemos tratarlo de gordi. Cayéndole sobre la frente se le ve permanentemente un flequillo salido del sombrero.
A su lado Simona, su mujer. Como viven al filo de la nobleza, sus corazones atesoran como una reliquia sagrada la riqueza de su existencia. Ella es sentimental. Besa y riega el jardín y disfruta del cuidado de la huerta. La mantiene reverdecida y tupida. Deja que las hojas del plantío entren libres por entre los barrotes de su ventana. Las hojas le acompañan día y noche.
Sus ojos echan flores de amor cada que se vanagloria por la compañía de las ramas entrometiéndose en su habitación.
No saben qué es la COP16 o XVI Conferencia de las partes de las Naciones Unidas sobre Diversidad Biológica, un encuentro mundial que, del 21 de octubre al 1 de noviembre de 2024, se celebra en Cali, Colombia. Allí están discutiendo y abordando problemas apremiantes de la humanidad como el cambio climático. Ojalá tomen decisiones y empecemos todos la lucha contra el calentamiento global.
El gordi y Simona viven en una pomposa y pequeña jungla repleta de ramas crecidas y árboles. Interminables hileras de hormigas acaban por hermosearlo todo cargando pedacitos de hojas tiernas por entre caminitos felpudos de un verdoso esmeralda hipnotizador.
Ella es un yacimiento sostenido de cortesías y él medita y medita apaciblemente mientras escucha el glu-glu y el rumor del arroyo. Se extasían con el zambullido de los peces, el revoloteo de los pájaros, el aleteo de los insectos y el salto de las ranas de piedra en piedra.
Las hojas caen, se descomponen y fortalecen la vida de la tierra que pisan. No envenenan arroyitos ni cortan el vuelo de las bandadas. Esa es su COP16 salvada. Lo único que talan y queman es la actitud demoledora de los animales que razonan. Gordi libera afectos y Simona absorbe dióxido de ternura. Combinación insuperable para mantener vivos el agua dulce y los abejorros. Esta yunta acaramelada de consortes lagrimea cuando repite con ira y dolor que “este puto gentío y su cháchara vacía e idiota es el único veneno que acecha al agua, a los animales y al rastrojo”.
AUTOR: JOSÉ LUIS RENDÓN (COLOMBIA)
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José Luís Rendón C. Nació en el Municipio de Argelia (Antioquia) – Colombia. Titulado como Profesional en Comunicación Social. Ha sido corresponsal de prensa alternativa independiente, cronista, periodista y locutor de radio. Cuentos: LEOCADIA, obra ganadora del primer puesto del concurso de cuento “Carrasquilla Íntimo” convocado por El Colegio de Jueces y Fiscales del departamento de Antioquia-Colombia y publicado en la revista Berbiquí. Cuento: EL MONSTRUO DE LA PLATANERA (inédito).
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