El pasado sábado 20 de julio en el Teatro al aire libre Carlos Vieco se llevo a cabo el evento de Clausura de la edición 34 del FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESIA DE MEDELLIN. El cierre de este festival conto con la participación de la mayoría de poetas que fueron invitados a este certamen.
ESCRITORES REBELDES en sus portales y redes ha publicado algunos de los poetas que hicieron parte de este Festival y lo continuara haciendo a lo largo de la presente semana. ESCRITORES REBELDES expresa su agradecimiento y créditos correspondientes al FESTIVAL INTERNACIONAL DE POESÍA DE MEDELLÍN y al GRUPO PROMETEO (REVISTA PROMETEO)
Ladan Osman (Somalia)
Ladan Osman es una poeta y cineasta somalí-estadounidense. Autora de Exiles of Eden (2019), ganador del premio Hurston/Wright Legacy y un Premio Whiting, y The Kitchen-Dweller’s Testimony (2015), ganó el Premio Sillerman. Su trabajo en cine incluye: The Ascendants, Sam Underground, y Sun of the Soil. Actualmente vive en Nueva York. En palabras de la poeta colombiana Marisol Bohórquez, traductora de sus poemas, “La poesía de Ladan Osman es testimonio vivo de las vicisitudes que afrontan los refugiados. Habla también del racismo y de la condición de la mujer en una sociedad donde aún existe una marcada represión. Su manera de expresar es trasgresora. Osman tiene la capacidad de atrapar lo cotidiano; lo usa para llevarnos a una reflexión profunda a través de su minuciosa observación de lo que oculta la “normalidad”.
Algunos Poemas de Ladan Osman
PARÁBOLA PARA LOS REFUGIADOS
diecisiete moscas comunes:
agrupadas: pasillo: días:
ya no vuelan a través
de la malla cuando indica:
débil: hacia: desde: luz: real:
artificial: acaso olvidaron
el sol: volar hacia los rostros:
algunos muertos en un alféizar:
algún paseo: acaso olvidaron
cómo volar: por qué no
se van: una pasea en un escalón: acaso esperan por un zapato:
el zapato las evita: va: por qué morir:
aun así: es locura: las que
esperan:
SITUACIONES DESEADAS
¿Hay alguien que pueda estar más cerca de mí?
que mis dedos índices?
¿Mi brazo interno y mi costilla?
Busco un hombre que me deje
hacerme pequeña y luego trepar
hasta su bolsillo mientras ve la TV.
Él debe saber cómo amar a su sombra,
cómo decir «te amo» incluso a la periferia
de su cuerpo.
Seamos muñecas rozándose unas contra otras.
Te pagaré con buenas intenciones.
Seré tu amiga, a la manera de los espejos,
luego cultivar agua. Pero mi rostro es un pocillo negro,
Puedes beber su agua y no conocer su fondo
hasta que un insecto choque con tu labio.
Si estás dispuesto
déjame mostrarte cómo los dedos se conocen entre sí.
Incluso las aves intentan construir sus hogares una y otra vez.
CIELO ORDINARIO
Acomodo una muñeca en una silla y espero a que hable.
Quiero decir, «¡Sé!» pero soy una creación ordinaria.
Vigilo que los pliegues debajo de sus ojos se contraigan.
Tengo muchos sueños, le digo.
En mis sueños soy mejor que yo misma.
Ablando los pimientos en una sartén bien engrasada y hago anuncios.
Digo, en el más allá no podemos permitir que ni una sola partícula de nuestra luz
disminuya. No soy una mujer-profeta
pero conozco el paraíso. He visto mi alma sentada sobre hierba.
Allí aprendí que Dios no conoce la vergüenza y después de seis días
Le permitió a nuestra atmósfera hacer estremecer a ciertas almas;
nos arrastramos bajo su magnificencia. Aquí, puedo alcanzar cielos ordinarios.
Aquí, atiendo a mi libro de preguntas. ¿Que es el amor? Qué es lo qué dice,
«¿Permíteme ensalzar tu alma?» ¿Dónde guarda lo que se requiere?
¿Qué pide la sombra postrada? ¿Por qué las rocas esclavizan?
¿agua? ¿Qué es el poema del esclavo? ¿El mar favorece su bramido o murmullo?
La muñeca no puede responder. El surco en su labio inferior sugiere
que la entrada al cielo ordinario solo requiere el reconocimiento de él,
que la soberbia del alma pese menos que un grano de mostaza.
Lo siento por ti, le digo.
Usted es testigo pero no testifica.
AGUA
Vine a ti cargando agua. Vine a ti
cargando agua sedimentada de un pozo,
embarrado, transportada en un balde con el borde partido.
Mi agua sabía salada, como la tierra, y así
como la sangre, y traje todo lo que pude cargar
en un balde del que babeaban pequeños chorros de agua
sobre mis piernas de barro ceniciento.
En todos nuestros días juntos he caminado entre el pozo
y la casa, lo suficiente para que el sendero quede marcado
con los bifurcados caminos de las plantas de mis pies.
He venido a ti tantas veces que el sendero tiene tantos otros caminos
si tan solo te arrodillas en el polvo y los buscas.
Estoy sujeta a ti en la forma en que el agua está sujeta
a la luna. Estás sujeto a mí en la forma en que una pared
está sujeta a su techo. Y como el agua espero
que vengas sobre mí de repente, como carne
expuesta en la abertura de la tela. Y como la pared tú esperas
íntimos colapsos, capilares del cambio
inscrito día a día en nuestras superficies.
Vine a ti con agua de mi pozo profundo.
Vine a ti con tierra para tu agua ya lista,
agua en cada grieta para el valle
que divide tu lengua.
Sostuve tu cabeza en mi regazo y anduve
los muchos caminos que salen de ese valle.
Traducciones de Marisol Bohórquez
FUENTE – AGRADECIMIENTO
Festival Internacional de Poesía de Medellín – Revista Prometeo
Equipo Escritores Rebeldes