#SanValentinRebelde
CUENTO – CUANDO LIN ENCONTRÓ SU AMOR POR REIKA
POR: FRANCISCO ARAYA PIZARRO (CHILE)
– Dedicado a mi amada esposa, Rosmery –

El viento rojo de Marte soplaba con furia sobre las ruinas del antiguo puerto espacial de Elysium Prime. Entre los escombros, dos figuras emergían; eran menos seres humanos y más mecanismos cibernéticos, estaban jadeantes y cubiertos de polvo metálico. Lin Sukai, con su exoesqueleto biomecánico, observaba con el ceño fruncido a su compañera, Reika Fujimoto, cuyos tatuajes de nanotinta brillaban tenuemente en la penumbra del atardecer marciano.
—“No confío en ti, pero necesitamos terminar esto juntos” —susurró Lin.
Reika sonrió con esa arrogancia que la caracterizaba.
—“No hace falta tanto amor, Lin. Solo cúbreme la espalda”.
El destino tenía planes distintos para ambos.
Tras una batalla feroz contra los secuaces de Kaito Renjiro, el despiadado exgeneral modificado cibernéticamente, lograron ingresar al templo flotante que contenía la Fuente Primordial, el corazón de la energía, capaz de alterar la materia misma. Durante siglos, muchas historias hablaban de su poder, pero nadie había estado tan cerca de desvelar su verdadero propósito. Lin y Reika avanzaron por los corredores resplandecientes de la estructura ancestral. Sus respiraciones pesadas eran lo único que rompía el silencio absoluto del ambiente. A pesar de su desconfianza mutua, cada enfrentamiento les había acercado de formas que jamás habrían admitido en voz alta.
—“No te detengas ahora” —gruñó Lin, sosteniéndola cuando un proyectil de plasma rozó su brazo izquierdo.
Lentamente, Reika la miró con una mezcla de dolor y admiración.
—“¿Desde cuándo te importa si caigo?”
El sonido de botas metálicas resonó en el aire. Kaito Renjiro apareció en el umbral de la cámara central, flanqueado por sus soldados biomecánicos. Con una sonrisa cruel, extendió sus manos hacia el núcleo brillante de la Fuente Primordial que estaba en el lugar, a plena vista.
—“Siempre supe que serían ustedes quienes llegarían hasta aquí” —dice, con una voz llena de veneno—. “Ahora, observen cómo redefino su existencia”.
Pero en ese momento, Reika tomó una decisión que Lin jamás habría esperado. Con un movimiento fluido, se lanzó al frente, activando su armadura de energía en un resplandor escarlata. El enfrentamiento, la lucha se torna feroz contra los soldados biomecánicos que le presentan resistencia. Disparos de plasma y cuchillas chocaron; relámpagos de energía crepitaban en el aire. En medio del caos, Lin se encontró protegiendo a Reika como nunca antes. Cada golpe que esquivaba, cada herida que sufrían, los unía más. Cuando finalmente Kaito cayó en el enfrentamiento, con su cuerpo soltó la Fuente Primordial, consumido por la energía descontrolada, ambos se miraron a los ojos. El silencio fue abrumador; el jadeo del esfuerzo pasó a un sentimiento extraño, de ahí a la compasión y luego al amor, ese extraño sentimiento que no tiene ninguna explicación racional, solo la experiencia vivida de quien pasa por ese momento.
—“Siempre estuve peleando contigo…” —susurra Reika—. “Porque temía lo que sentía”.
Lin cerró los ojos; su mente estaba procesando aquellas palabras más rápido que cualquier algoritmo de combate. Sin pensarlo más, dio un paso adelante y, por primera vez en su vida, dejó que su instinto hablara.
Se inclinó y la besó apasionadamente.
La energía de la Fuente Primordial envolvió sus cuerpos, uniendo sus almas en una danza de luz. Sintiendo lo que había dejado de sentir hace mucho tiempo, lo que ya dejaron de ser, ahora lo eran… hombre y mujer. Pero aún no había terminado. Después de aquella maravillosa experiencia y desde las sombras, seis figuras emergieron. Enemigos de tiempos antiguos. Izan Ryuji, el hombre de ojos ígneos. Keiji Arata, el portador del fuego prohibido. Tobias Gael, el luchador de la fuerza bruta. Gideon Cross, el titiritero de la guerra. Lance Vickers, el soldado invulnerable. Seline Nacht, la bailarina de la muerte.
Lin y Reika, ahora más humanos que máquinas, se toman de la mano, comprendieron que su lucha no había terminado. Pero en ese momento, lo único que importaba era que, por primera vez en sus vidas, ya no estaban solos; ahora sus corazones contaban uno con el otro.
AUTOR: FRANCISCO ARAYA PIZARRO (CHILE)
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Francisco Araya Pizarro. Nacido en 1977 en Santiago de Chile, Artista Digital, Diseñador Gráfico Web, Asesor en Marketing Digital y Community Manager para empresas privadas y ONGs asesoras de las Naciones Unidas, Crítico de Arte, Cine, Literatura, además de Investigador. Y Escritor de Ciencia Ficción, donde en su blog comparte sus relatos cortos en: www.tumblr.com/franciscoarayapizarro