De un momento a otro, por esas traiciones fugaces que pasan por la cabeza, deambulé por los pecados mortales cometidos en “Leocadia” y después, por los vejámenes de “El cafetal”. “Leocadia” es una obra publicada que escribí en 2008 y que en el género de cuento fue la ganadora en Medellín, Colombia, del concurso de cuento denominado “Carrasquilla íntimo”.
Posteriormente en 2020, garabateé “El cafetal”, cuento también, tan infeliz y desdichado, como el anterior. Los mamarrachos para “El cafetal” los hice en medio de divertimentos por crónicas, fragmentos, artículos y otros adefesios en que convierto la palabra escrita. Todo lo he hecho en encubierto, incluso en el recodo de cualquier atajo, o en la propia trastienda de mi madriguera donde no paro de esconder libreticas hartas de tachones.
Y como si no hubiera escarmentado en carne propia y olvidándome de aquel escarnio literario al que temerariamente sometí a “Leocadia” con un jurado, vuelvo y porfío con “El cafetal”, exponiéndolo de nuevo al peligro, pero, esta vez, en otro país, como si mis pobres páginas fueran extraditables. Lo entregué a la rigurosa e implacable crítica de los ilustres literatos de la República Argentina, Ana María Shuz, Hernán Ronsino y Ricardo Romero. Hago referencia a estos asuntos, o mejor, a estos cuentos, para cavilar sobre la facilidad con la que las emociones humanas podrían estar caminando por la cuerda floja. Un ejemplo ilustrativo es Esther, personaje de “El cafetal”, tan delicada y casi santa, a quien nunca se le oía un putazo, pero se vio de pronto, pecando, insultando y hasta escupiendo a un muerto. Con una furia que ni ella misma con el paso del tiempo se explicaría, había echado la cabeza hacia atrás lo que más pudo, la impulsó luego hacia adelante, afiló la lengua y lanzó el certero escupitajo que cuenta esa historia.
Por cierto, contar mal la crudeza de algún sufrimiento también es pecado. De ahí que, en un intento por redimir mis culpas, y como “mal de muchos, consuelo de tontos”, interpretaré a mi antojo las preocupaciones de un catedrático de la retórica literaria, aplicable para otros escenarios de la vida, quien cavilaba: “¿Quieres saber cómo escribir un cuento perfecto? Es sencillo. Conviértete en alguien perfecto. Ahí sí, escribe de una manera natural, como te nazca”. Y así, grotesco, me nació a mí.
AUTOR: JOSÉ LUIS RENDÓN (COLOMBIA)
© DERECHOS RESERVADOS AUTOR (A)
José Luís Rendón C. Nació en el Municipio de Argelia (Antioquia) – Colombia. Titulado como Profesional en Comunicación Social. Ha sido corresponsal de prensa alternativa independiente, cronista, periodista y locutor de radio. Cuentos: LEOCADIA, obra ganadora del primer puesto del concurso de cuento “Carrasquilla Íntimo” convocado por El Colegio de Jueces y Fiscales del departamento de Antioquia-Colombia y publicado en la revista Berbiquí. Cuento: EL MONSTRUO DE LA PLATANERA (inédito).
Email: al.paraiso56@gmail.com
Facebook: José Montañero